Los seres humanos somos complejos, por no decir muy difíciles de complacer. Cuando somos niños no vemos la hora en que crezcamos, y ya de adultos, añoramos la vida tranquila de cuando éramos más chicos.
¿Quién nos entiende?
De niños vemos la libertad que tienen los adultos para hacer lo que quieren. No nos gusta que nuestros padres nos impongan cómo debemos comportarnos, ya sabes, “saluda” ,“no interrumpas”, “recoge tu recámara”, en fin, una serie de reglas que, en ese entonces, nos parecen fastidiosas. ¿Por qué no nos dejan vivir en paz?, quizás nos preguntamos en más de una ocasión.
Y qué decir de la escuela. Las maestras, las tareas, las reglas de disciplina. Parece un cuento de nunca acabar. Lo que nosotros hubiéramos querido era que nos dejaran jugar con nuestros amigos, y bueno, la clase de dibujo, que esa sí que nos parecía divertida.
Y entonces, resulta que crecemos. Y al convertirnos en adultos nos damos cuenta de que la vida del adulto no es tan libre como pensábamos. Tienes más libertad que un niño, sin dudarlo, pero tampoco se trata de hacer lo que quieres.
Para empezar, tienes que trabajar, que no se compara con ir a la escuela. Aquí es donde empezamos a extrañar a nuestras maestras, especialmente las de los primeros años, las cuales, salvo sus horrorosas excepciones, nos corregían con amor y paciencia.
Y no olvidemos el tema de la responsabilidad. Ya no dependes de tus papás, así que el hecho de que la casa esté limpia, que haya comida en el refrigerador y que se paguen las cuentas depende sólo de ti (y también de tu pareja, si es que vives con otra persona).
Y no se diga si tienes hijos, pues ahí es donde te das cuenta de lo libre que eras. Libre de responsabilidad y de angustias por llegar al final de la quincena, por ejemplo. Y empiezas a pensar en que “uno no sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”.
Toda esta reflexión es para señalarte el grave problema de no vivir en el presente. Este anhelo de crecer o la añoranza de la niñez, es el resultado de no vivir en tu presente.
Pospones tu felicidad en espera de un futuro ideal “seré feliz cuando tenga/sea eso que deseamos”, y mientras dejas escapar el disfrutar lo que la vida te está dando en este momento.
O quizás te quedaste anclado en una vida del pasado que fue mejor. Esto le pasa a muchas personas que tuvieron dinero en el pasado y ahora pasan penurias económicas, o que en el pasado fueron celebridades famosas y ahora están en el olvido del público. Pero también te puede pasar sin necesidad de que haya habido un cambio drástico en tu vida. Cualquier cambio, con que tu percibas que antes estabas mejor que ahora, será el pretexto para que tu mente se aleje del momento presente y se ancle en el pasado.
Vive en el presente antes de que se vuelva tu pasado, y descubras con tristeza que lo desperdiciaste por andar dispersa.
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