“A ver, ¿quién te entiende”, me dirás. “¿No has dicho que debemos ser felices con lo que tenemos?”
Y estás en lo cierto, pero no hay contradicción entre ambas cosas.
Tú tienes una realidad, y en ella vives. Es lo que tienes al día de hoy. Ahora bien, no te vas a amargar, no vas a dejar de disfrutar tu presente y lo que tienes, pensando en lo que no tienes, en lo que te falta, en lo que pudo haber sido y no fue. Disfruta lo que eres, con tus virtudes y tus defectos, que te hacen única.
Sin embargo, puede ser que sientas que algo no está bien, que ya no te gusta estar así. Y conste que no quiere decir que eso sea algo malo, que cometiste un error al obtenerlo. Quizás en su momento fue bueno, pero ahora ya no lo es. El problema no es el objeto, el sentimiento o la experiencia de vida en sí. El problema, y verás que no es tal, es que cambiaste.
Tus circunstancias cambiaron, tus pensamientos, tu manera de afrontar la vida, en fin, todo puede cambiar. Dicen “lo único constante es el cambio”. Entonces, lo que antes te hacía feliz, ahora ya lo sientes como un lastre.
Vamos a suponer que, después de mucho tiempo sin pareja, hace un año empezaste una relación amorosa. En un principio te encantaba que te llamara 20 veces al día, te sentías el centro, justo lo que necesitabas en ese momento. Sin embargo, ahora tienes un trabajo que te absorbe gran parte del día, así que las 20 llamadas las sientes como un infierno, ya que te desconcentra de tus actividades diarias ¿qué pasó? Tus circunstancias de vida cambiaron, y no por haber aceptado gustosa las 20 llamadas hace un año, ahora tengas que padecerlas. Tendrás que hablar con tu pareja para llegar a un acuerdo que los satisfaga a ambos.
Fue un ejemplo sencillo, pero espero que el punto haya quedado claro. No estuviste mal por aceptar algo en el pasado que te hacía sentir bien, pero tampoco estás mal por querer cambiar algo que ya no te hace sentir bien.
Yo creo que todos hemos pasado por esto. No importa qué tan bien o qué tan mal esté tu vida, siempre va a haber algo que quisiéramos cambiar. Y puede ser en el plano amoroso, en el espiritual, en el laboral, familiar, con los amigos, qué se yo. Puedes cambiar en un aspecto de tu vida o dar un giro de 180 grados en todo lo que has sido hasta hoy, eso no importa.
Conocí el caso de un gran doctor, muy reconocido en su gremio, con una clientela excelente que le pagaba lo que él quería, casado con una mujer divina, tres hijos hermosos, casa de revista, autos de lujo, en fin, que era la representación del éxito (al menos la imagen que nos ha vendido la sociedad). ¿Y qué pasó? Que no era feliz. Sentía que a su vida le faltaba algo, sabía que su misión no podía centrarse en hacer dinero y vivir bien a costa de su felicidad. Cada mañana se levantaba y veía que, aunque los retos con sus pacientes eran distintos, a él le parecía estar viviendo una copia del día anterior. Sentía que la rutina lo mantenía atado dentro de su zona de confort.
Para no hacerte el cuento largo, un día se decidió a hacer un cambio en su vida. No te voy a mentir diciéndote que dejó la medicina, se deshizo de los lujos ni cambió de pareja. Eso sería muy Hollywoodesco. Lo que hizo fue dedicar unas horas al mes para hacer servicio social en una comunidad de Oaxaca. No sólo atendía a las personas en consulta, sino que les enseñaba hábitos de higiene y otras cosas. Convenció a otros amigos, de distintas profesiones, y juntos mejoraron la calidad de vida de esa comunidad.
Con el tiempo descubrió que lo suyo era dar clases, así que hizo los exámenes para dar clases en la universidad. Ahora despierta cada mañana motivado, se siente con más energía y satisfacción.
Habrá quien cambie de carrera, de pareja, de lugar de residencia. Lo importante es que, si no sientes que estás viviendo tu vida, si crees que hay algo más que puedes hacer, ¡hazlo!
Y aquí el miedo va a jugar un papel relevante. Tu ego, al que le gusta estar muy tranquilo dentro de su zona de confort, te dirá que es peligroso, que no tienes edad para ello, que en tu familia nunca lo han hecho así, en fin, una excusa tras otra para detenerte. Lo verdaderamente triste sería que le hicieras caso a tu ego a costa de tu felicidad.
Y si una de las excusas que te pone el miedo es que no sabes cómo hacerlo, no te preocupes, que para eso estoy yo. En mi curso en línea ¡Otra Oportunidad! te voy llevando por tu camino para descubrir qué áreas de tu vida deseas cambiar. Y no sólo te voy a decir qué hacer para realizar tus cambios, te voy a enseñar el cómo, y juntos llegaremos hasta la meta deseada. Yo voy a estar ahí, para ti, cuando necesites ese empujoncito para desbloquear tus temores. Haz click aquí y mira de qué se trata ¡Otra Oportunidad!
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