La semana pasada tocamos el tema del niño interior. Ese pequeño que nos permite ser creativas en nuestra vida. Ahora nos toca hablar de los padres internos, en concreto, la madre interior.
En un principio sólo existía lo que llamamos el padre interno, no como género, sino que representaba a esa figura de autoridad que algunos autores llamaban el crítico interior. Sin embargo, debido a la complejidad de las relaciones con nuestros padres biológicos, ahora se hace una distinción entre la madre y el padre internos, y cómo debemos sanar esa relación, con cada uno de ellos, para poder ser la mejor versión de nosotras mismas.
El arquetipo de la madre es la de una persona que brinda amor incondicional, atención, cuidados y que en su naturaleza está el nutrir. Quizás identificas esas cualidades en ti o en tu madre, quizás no.
La imagen de tu madre interna puede variar en comparación a la de tu madre biológica, pero, sin lugar a dudas, estará influenciada por esta última. “Como hijas, absorbimos de nuestra madre información sobre lo que sentía hacía ella misma, lo que sentía hacia nosotras, y lo que sentía hacia el mundo. Aprendimos a tratarnos de la misma manera que nuestra madre se trató a ella misma.”(1)
Y más aún, ella nos trató de la única forma que sabía hacerlo, repitiendo patrones ancestrales. Así que, si sientes que tu relación con ella no fue lo que te hubiera gustado, es importante que trates de sanar esa relación. Y quizás no puedas hacerlo con tu madre biológica, ya sea porque haya muerto o por cualquier otra razón, pero debes intentarlo con tu madre interna.
Si no estás en armonía con tu madre interna, es probable que te encuentres haciendo muchas cosas pero sin disfrutarlas; sin tener el aliciente y la motivación para terminarlas.
¿Recuerdas cuando eras niña y que sentías que ya no podías y ahí estaba tu mamá para alentarte, y entonces perseverabas hasta alcanzar tu objetivo? Pues lo mismo pasa con la madre interna. Si bien es tu niña interior la que te incita a hacer cosas nuevas y diferentes, es tu madre interna la que te da los ánimos para completarlas.
¿Pero cómo le hago para sanar esa relación?
En primer lugar, acepta que tu madre externa tiene limitaciones, como cualquier ser humano, por lo que es probable que no haya podido satisfacer necesidades, de amor y cariño, que requerías, al menos de la forma en que tú lo requerías.
Esto te permitirá vivir un proceso de duelo, en donde tendrás la oportunidad de darte cuenta de que el hecho de haber sido amada o abandonada no es culpa tuya. Es algo ajeno a tu ser, y esto te va a traer una gran paz, pues dejarás de tener la necesidad de estar buscando la aprobación para demostrar que vales.
Es importante dejar de rechazar a tu madre interna porque te recuerde a tu madre externa. Haz las paces con tu madre interna, y de alguna manera las harás con la externa.
“Al confrontar este dolor, podemos darnos cuenta de que lo que pensábamos que era nuestro dolor es en realidad parte del dolor de nuestra madre que nosotras hemos llevado por amor. Ahora podemos elegir dejar esta carga. De esta manera, en lugar de atenuar nuestro sentimiento de culpa, podremos sentir la confianza en nuestros cuerpos y en nuestros corazones para así desarrollar un sentido de auténtica plenitud y amor propio”. (2)
Déjate envolver por el amor de tu madre interna. Ella va a procurar tu bienestar. Además, a diferencia de tu madre externa, no comparte su cariño con nadie más, eres su única hija.
Ella te quiere tal y como eres y te brinda su amor incondicional. Con esto, ella te enseñará a quererte y a cómo amar a los demás, pero de una forma sana, sin caer en relaciones de codependencia. Ya no tendrás que andar buscando la aprobación externa para saber que eres valiosa y merecedora de amor.
Como ves, el sanar esta relación es una gran oportunidad para convertir a tu madre interna en la madre que siempre quisiste tener. Al sanarla, transformarás tu vida de una forma que quizás ni podías imaginar.
“Siempre está en tus manos desde tu papel de adulto e independientemente de tu sexo, potenciar a tu madre amorosa interna para amarte, apoyarte y prestarte la atención que mereces, de esta forma no buscarás de forma tan insistente el afecto en los demás. Activar a tu madre amorosa interna es activar tu propia fuente de afecto”. (3)
Mira mi curso ¡Otra Oportunidad! donde podrás encontrar formas más maduras de relacionarte contigo y con los demás. Encontrarás la fórmula para aceptarte como lo haría una madre interna sana, sin límites ni condiciones. Sigue esta liga para ver de qué se trata. https://vmatters.lpages.co/curso-otra-oportunidad-181208/
(1) Bethany Webster . Traducción al español por: Sophia Style, Mónica Manso e Isabel Villanueva
(2) Bethany Webster (Op. Cit)
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