Todos hemos experimentado alguna emoción negativa. Habrá quienes sean doblegados por ellas, y que por más esfuerzo que pongan de su parte no consiguen apaciguarla. Otros, en cambio, han preferido poner a dormir sus emociones, por decirlo de una manera, pero en algunas ocasiones explotan. Finalmente, están los que han aprendido a expresarlas de forma asertiva, o al menos lo logran la mayoría de las veces.
No importa cómo las expreses, hoy nos centraremos en explorar cuál es tu emoción negativa “dominante”
Responde a las siguientes preguntas y anota tus respuestas.
¿Cómo te sientes al iniciar el día?
a) Molesto. Odio levantarme temprano
b) Angustiado porque siento que se me puede hacer tarde
c) ¿Y si hoy no me levanto?
¿Cuál de estas frases utilizas más o es más probable que digas?
a) “Las cosas no deberían ser así”
b) “¿Y si algo sale mal?”
c) “Todo ha cambiado mucho”
¿Cuál de estas características se relaciona más contigo?
a) Tiendo a controlar todo y soy impaciente
b) Me enfoco en el trabajo y soy muy perfeccionista
c) Me apego y entrego mucho a las personas
¿Qué es lo más importante para ti?
a) La justicia
b) La tranquilidad
c) La constancia
¿Cuál es tu mayor miedo?
a) Sentirme impotente
b) No ser suficientemente bueno en algo
c) Perder a la gente que quiero
Mayoría A: Enojo
El enojo es una respuesta natural que se adapta a las amenazas e inspira sentimientos intensos. Sirve para establecer límites y darte cuenta cuando es momento de cambiar algo (aunque muchos no actúan, sólo se enojan). El problema es que las personas a las que el enojo las domina se sienten atacados con facilidad. Muestran un alto nivel de autoexigencia, y por lo general, son personas impacientes, críticas y controladoras.
Cabe destacar que no todas las personas dominadas por el enojo son explosivas. Hay quien no lo manifiesta, aunque, debajo de esta aparente calma, está el sentimiento, el cual puede explotar a la menor causa, o en su defecto, manifestarse de forma psicosomática.
Expresar el enojo con firmeza, pero sin agresividad, es la forma más sana. También necesitan cultivar una mayor empatía y flexibilidad.
Mayoría B: Miedo
La función del miedo es protegernos de los peligros, sin embargo, cuando esta emoción negativa nos domina, hasta la cosa más insignificante se transforma en una amenaza.
Las personas dominadas por el miedo tienden a mantener distancia con los que le rodean, ya que temen ser rechazadas, abandonadas o traicionadas.
Buscan ser perfeccionistas y no cometer errores, a fin de que no se les señale por ello. Tienden a sufrir el síndrome del impostor y viven con el temor de ser descubiertas de que no son lo suficientemente buenas. Para vencer este temor, deben desarrollar la confianza en sus capacidades y vincularse con su yo más profundo a partir de la aceptación y no desde la crítica.
Mayoría C: Tristeza
En un mundo de selfies sonrientes, donde todos presumen una vida perfecta, la tristeza es muy mal vista. Sin embargo, la tristeza nos ayuda a cerrar ciclos y sanar las heridas. Llorar es terapéutico.
El problema viene cuando nos negamos a soltar y nos quedamos atrapados en la tristeza. El miedo a olvidar, y ser olvidados, les hace pensar que dejar ir significa rendirse; tienden a sentirse solos y les cuesta mucho cerrar ciclos y decir adiós.
Crean un lazo de dependencia y viven con el temor constante de perder a sus seres queridos. Para contrarrestar el dominio de la tristeza es necesario cultivar la esperanza.
Comments