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Mónica Del Valle

Pasa de la tensión a la serenidad


Hemos estado viviendo meses muy tensos. De la expectativa y el miedo de lo que pueda pasar con el COVID-19, así como el temor de enfermarnos, pasamos a la incertidumbre económica. Quizás algunos han logrado conservar sus empleos y sus sueldos intactos, sin embargo, la mayor parte de las personas se han visto afectadas en sus ingresos y nivel de vida.

Y por si esto fuera poco, ayer el planeta nos sacudió, literalmente. El temblor nos despertó los recuerdos del sismo del 17 y pudimos ver muchas escenas en las que las personas estaban realmente aterradas, con justa razón.

Es un hecho de que, en esta época, nos sentimos amenazadas, y ante tanta carga de estrés ¿qué podemos hacer? Te voy a dar algunos consejos para reducir el estrés en tu vida

1.- Dosifícalo

Con sólo escuchar la palabra estrés, nos estresamos, le tememos y queremos eliminarlo de nuestras vidas.

Ya he hablado en otras entradas sobre la importancia del estrés, y cómo, el conocer sus dos vertientes en la que se nos presenta, puede ayudarte a controlarlo.

Por un lado está el estrés bueno, o Eustrés, que es el que te prepara y alienta a hacer cosas, te da ese toque de adrenalina que te provoca mariposas en el estómago ante un reto. Te da el impulso para luchar o huir, y por ende, es el que te mantiene con vida.

Por el otro lado está el Distrés, que es el que acompaña al miedo. Si mantenemos durante mucho tiempo el eustrés, la adrenalina le da paso al cortisol, lo cual nos hace sentir irritados, agotados, incapaces de concentrarnos y de tener claridad al momento de tomar decisiones. El eustrés se convierte en distrés.

Entonces, la clave no está en eliminar al estrés, sino en mantenerlo presente pero sólo en los momento necesarios, y no convertirlo en un hábito 24/7 en tu vida.

2.- Haz las cosas a tu ritmo

Alberto Lozano, en su canción “Al compás del rataplán”, ya nos decía que todo en el mundo lleva un ritmo: las estrellas, las olas del mar, el aire, en fin.


Nosotras también tenemos un ritmo, el cual, muchas veces, forzamos para tratar de acoplarnos a un mundo acelerado. Y cada día, desde el momento en que nos levantamos, pareciera que estamos corriendo una carrera de 400 metros que no tiene fin.


Y siguiendo con el símil de las carreras, quiero que te des cuenta de lo siguiente: las carreras cortas (100, 200 y 400 metros) son muy rápidas. Tienes poco tiempo para correrla, y en menos de un minuto, concluyeron. Obvio, necesitas meterle todo tu empeño, sacar tus fuerzas de cada músculo y enfocarte en la meta que tienes delante. Por otra parte, tenemos el maratón. En esta carrera los participantes no salen como caballos desbocados, sino que van dosificando su esfuerzo, pues saben que su corazón no podría aguantar tanto tiempo acelerado al máximo, así que se lo llevan con más calma. Es cierto que su fin último es la meta, pero van paso a paso cumpliendo cada kilómetro.

Pues bien, lo mismo pasa con el estrés. Tu cuerpo no aguanta tanta dosis de estrés, así que es mejor llevarte las cosas con calma.

Planifica tus días y no los satures de actividades. Aprende a delegar tareas, y en casa, no pretendas ser una super mamá; se vale pedir ayuda (en realidad, más que un derecho es una obligación).

Pero tampoco se trata de caer en un ritmo excesivamente lento, ya que eso pueda hacerte sentir que tienes una vida aburrida.

3.- Vive en el presente

Aunque a nivel físico sólo se pueda vivir en el presente (a menos que hayas descubierto cómo viajar en el tiempo), tu mente te puede mantener en otro tiempo y/o lugar.

Puedes vivir anclada en el pasado, rememorando tiempo anteriores con nostalgia, e incluso sintiendo tristeza por aquello que pudo ser (“no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió…”[1]).

O por el contrario, puedes vivir en el futuro, ansiosa y temerosa por lo que pueda pasar, o imaginando un futuro idílico, en el que tu vida mejorará como por arte de magia. Y aquí quiero aclarar que esto no significa que no puedas pensar en cómo te verás, o vislumbrarte con tus sueños cumplidos, pero a partir de acciones concretas que estás haciendo en tu presente.

Vivir en el pasado o en el futuro te roba tu presente, ya que te impide disfrutar las actividades de tu día a día. Cuando des un paseo, andes en bicicleta, leas, comas, etc., concéntrate en esa actividad y no permitas que tu mente viaje a otro momento distinto al que te encuentras en ese momento. Si andas en bicicleta, mira el paisaje a tu alrededor, las personas, en fin, en lo que quieras, pero no desperdicies el momento en pensar en la ropa que no lavaste.

Vivir el presente te ayudará a combatir el estrés.

4.- Medita

Búscate un momento para conectarte con tu yo interno.

Meditaciones, hay muchas. Puedes encontrar las gratuitas en YouTube, o puedes buscar unas de paga, como las de Deepak Chopra, que te llevan a través de un programa, con un propósito en específico.

No importa las que elijas, o incluso si las alternas, pero busca ese momento para cortar el estrés del día. Date ese espacio, el cual será como encontrar un oasis en el desierto; un tiempo que te servirá para recargar las pilas.


Son cuatro tareas sencillas que te ayudarán a pasar de la tensión a la serenidad, lo cual será muy benéfico para tu salud, tanto física como emocional.

¿Tú tienes alguna otra técnica que te ayuda a pasar de la tensión a la serenidad?

[1] Sabina, Joaquín (1990) “Con la frente marchita” en Mentiras Piadosas #estrés #eustrés #distrés #vidaplena #consejos #MónicaDelValle

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