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Mónica Del Valle

Nunca es tarde para perseguir tus sueños


Quizás de niña te imaginabas como la princesa encerrada en una torre que era rescatada por el príncipe después de matar al dragón; o a lo mejor eras esa princesa que escapaba de la torre después de matar al dragón y llegaba a reclamar su reino, sin príncipe de por medio.


Puede ser que lo tuyo no fueran las princesas y te imaginabas como la exploradora que descubría algún tesoro en la selva, o la corredora de autos, la actriz, la locutora de radio, en fin.


La cuestión es que tenías sueños que, no sólo los creías reales, sino hasta alcanzables. Tu imaginación estaba a todo lo que daba, y podías construirte historias y personajes acordes al estado de ánimo en que estuvieras ese día.


Y entonces, un día, llegó un adulto a decirte que “dejaras de soñar”. Pudo haber sido alguno de tus padres, un maestro o cualquier persona a la tú veías como autoridad, y por ende, le creías.




Y casi te lo aseguro que no lo hicieron por maldad, pero como dice Mr. Dark “Hay adultos tan idiotas que creen que romper las ilusiones de un niño es hacerlo madurar”


¿Cuáles fueron esos sueños que te rompieron, que te dijeron que eran imposibles? Quizás fueron inocuos, como la existencia de ciertos personajes del imaginario infantil, de los cuáles ya sospechabas su inexistencia.


Pero quizás fueron más graves, como los relacionados con tus capacidades y anhelos. A lo mejor tú querías ser bailarina, pero tus mayores te dijeron que tenías dos pies izquierdos y que nunca ibas a lograrlo. O tu sueño era convertirte en astronauta y ellos te dijeron que las mujeres no se dedican a esas cosas.


Hay papás que dicen “En nuestra familia nunca ha habido…(x profesión), mejor dedícate a esta. Y la niña, que ansía con toda su alma dedicarse a eso que anhela, se repliega a los deseos de pertenencia familiar y sepulta sus sueños con tal de no ser rechazada.


Si estás en el papel de los padres, no menosprecies los sueños de tu hijo. Que sea lo que él o ella quiera, que se dedique a eso que le quita el aliento y que no le deja dormir en las noches. No le coartes su capacidad de soñar, de imaginar mundos y escenarios mucho mejores que este.



Motívale a que estimule su imaginación, ya sea descubriendo figuras en las nubes, escribiendo un cuento o actuando un papel. Es mentira que no hay niños imaginativos, sólo hay adultos que consideran un desperdicio de tiempo estar “en las nubes”, como ellos mismo dicen.


Y si tú ya no eres tan pequeña, pero tu niña interior está deseosa de ser escuchada, de poder salir a jugar, aunque sea de vez en cuando, déjala libre y que tome el control de tu vida por momentos. No te preocupes del qué dirán, que, te aseguro, la gente hablará, tomes la decisión que tomes.



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