El domingo es el día del padre. Hubo un tiempo en que esta fecha pasaba casi desapercibida. En las escuelas ya prácticamente estaban de vacaciones, así que no había trabajo manual ni festejo para ellos, a diferencia de lo que ocurría con las mamás.
Sin embargo, a medida de que los papás se fueron involucrando en la educación y la atención de los hijos, el festejo empezó a cobrar relevancia. Además, con la ampliación del calendario escolar, esta fecha comenzó a celebrarse en las escuelas.
De ninguna manera puede equipararse al festejo del día de las madres, pero poco a poco los papás han ido entendiendo la importancia que tiene su participación en el desarrollo emocional de sus hijos.
Dejaron de ser simples proveedores económicos, mucho influenciado por la participación de la mujer en el ámbito laboral, para convertirse en una figura más cercana.
Y no voy a decir que se aplique en todos los casos. Aún hay hombres que mantienen una distancia emocional del resto de la familia, quizás por temor a perder “su hombría”.
Y es que tradicionalmente se asociaban los sentimientos con debilidad, con cosas de mujeres. En las películas de esa época podemos ver al hombre como el macho fuerte que pelea y no siente dolor, como Rambo, o al mujeriego, seductor, como James Bond. Ellos podían estar sufriendo las peores torturas y apenas y mostraban que les dolía.
Pero, como dije anteriormente, aunque aún haya muchos casos de esta hombría mal entendida, los papás de ahora han pasado a ser tiernos y a compartir con su pareja el cuidado y educación de sus hijos, ganando todos con esto.
Por un lado, los niños ganan:
– En autoestima: El sentirse queridos por ambos padres le da seguridad a los hijos. Saber que el papá no es el ogro regañón que va a castigarlos en cuanto llegue del trabajo, les ha permitido mostrarle sus sentimientos y a abordar sus miedos de una distinta manera a la de mamá.
– En Igualdad de género: Al involucrarse en el cuidado de los hijos, se establece que en casa no hay cosas de hombres y de mujeres (claro, si eso además va acompañado de una repartición justa de las labores domésticas). Los niños varones aprenden un estilo de comportamiento que se aleja de los estereotipos, y las niñas aprenden a validar sus derechos y obligaciones, así como a establecer relaciones en la que se ve como una igual a su pareja.
– Responsabilidad: Al ver, con el ejemplo, que su papá se hace responsable de sus obligaciones, las cuales abarcan mucho más allá de la índole económica. Hacerse responsable del cuidado, de mantenerlos sanos, tanto física como emocionalmente.
Por su parte, los papás ganan al tener una relación amorosa con sus hijos. No puedo imaginar la cantidad de hombres, en el pasado, que morían por abrazar y darle cariño a sus hijos, pero que debían de mantener la apariencia de fuertes.
Por si esto fuera poco, diversos estudios señalan que el hecho de involucrarse en el desarrollo de los hijos disminuye la violencia hacia ellos.
Tus hijos van creciendo, y conforme pasa el tiempo, se van alejando más de la dinámica familiar. No te des el lujo de perderte su crecimiento, porque esos días no volverán. Si no eres un padre cariñoso desde los primeros días de tus hijos, difícilmente podrás serlo cuando éstos crezcan. La confianza es algo que se construye día a día.
Róbale unas horas al día al trabajo y dedícalas a conocer a tus hijos, a convivir con ellos, a verlos crecer y a forjar una relación que dure para toda la vida.
Y no creas que por el hecho de ser su padre van a quererte. Demuéstrales tu amor y ellos te darán el suyo.
Felicidades a todos esos hombres que enterraron la pose de John Wayne y son una Mrs. Doubtfire (bueno, no es necesario llegar a tanto).
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