¿Alguna vez has sentido que eres un fraude? ¿Qué la gente se va a dar cuenta de que no eres tan buena para realizar la actividad que haces, llámese trabajo o hobbie?
Bueno, pues no estás sola. Eso que sientes también lo experimentan miles de personas alrededor del mundo. Y no tiene nada que ver con personas perdedoras. Muchos de quienes vemos triunfar y tener éxito se sienten así.
Se trata del Síndrome del Impostor, en el cual las personas que lo padecen son incapaces de asimilar sus logros. Muchos de ellos atribuyen sus éxitos a la suerte, a estar en el momento y el lugar oportuno o a haber podido engañar a los demás sobre sus capacidades.
Pauline Clance, quien acuñó el término en 1978, nos cuenta: "La mayoría de las personas que sufren el síndrome del impostor no dirían que se sienten como impostores. Pero cuando oyen hablar sobre el tema a menudo exclaman: '¡Así es exactamente como me siento!'".
Por su parte, Valerie Young, autora del libro “The Secret Thoughts of Successful Women”, establece que, aunque el Síndrome del Impostor es padecido por hombres y mujeres, hay una fuerte tendencia a que las mujeres sean las que lo padezcan, y establece 4 posibles causas
· Dinámicas familiares durante la infancia. Ejemplos, hay muchos. Cuando te exigen sacar buenas calificaciones, cuando te sientes la rara de la familia, ya que todos son muy exitosos, cuando a tu hermano le dicen el inteligente y a ti la modosita o el simpático.
· Estereotipos sexuales. Cuando se es hombre, sólo se espera que sea un profesional exitoso, pero cuando eres mujer, tu éxito en la vida se mide por qué tan bien compagines el éxito laboral con el del hogar y el cuidado de los hijos.
· Diferencias salariales. El mundo laboral entre hombres y mujeres es desigual, y el recibir un salario menor, en lugar de verlo como una injusticia, lo ves como un reflejo de tener menos capacidad.
· Percepción de éxito, fracaso y competencia. Ser muy exigente y perfeccionista. Trabajan de más para justificar que su éxito se debe al trabajo duro y no a sus capacidades.
El Síndrome del Impostor afecta a tu vida, ya que no te atreves a correr riesgos, a buscar diferentes formas de realizar tus tareas, e incluso a pedir un aumento salarial.
El miedo a no estar a la altura provoca que trabajes por debajo de tu potencial, lo que te genera estrés, al saber que puedes dar y ser más, pero no te atreves.
¿Cómo puedes superar el síndrome del impostor?
Cada vez que tengas este tipo de pensamientos, escríbelo. Ya lo he dicho en otras ocasiones “Escribir para descubrir”. Leer sobre lo que estás sintiendo te ayuda a mirar esa sensación desde otra perspectiva.
Haz una lista con tus fortalezas, y revísala cuando sientas que tus logros no son importantes.
No postergues. Escribe tus tareas pendientes y luego hazlas. Te sugiero que empieces con las más difíciles, a fin de no sentirte agobiado a media jornada al sentir que no has avanzado mucho y que aún tienes lo más pesado por delante. También puedes alternar alguna tarea rápida o no muy importante entre las tareas más arduas.
Cuando te hagan un cumplido, por tu trabajo, por tu actuar o por cualquier otra razón, sólo agradécelo. Sin justificarte ni minimizando tus logros.
Por último, recuerda que no todo es negativo. El Síndrome del Impostor puede ayudarte a conservar tu humildad y mejorar tus hábitos. De lo contrario podrías caer en la megalomanía y convencerte de que eres perfecta, incapaz de cometer un error.
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