Nuestro Ser Superior, con S mayúscula, nos da sentido de completud y de pertenencia, aunado a nuestras prácticas espirituales (que pueden o no estar en relación con prácticas religiosas) nos permiten acreditar que no hay mejor momento que el momento presente.
A pesar que de que es fácil distraerte con pensamientos del pasado o con agobios sobre el futuro, hay una especie de magnetismo que nos jala hacia el presente si nos “quitamos de en medio” y le permitimos guiarnos.
Si logras parar la vorágine y en verdad estar en el presente, verás que ahí se muestra tu ser más auténtico y la vida se experimenta en toda su magnificencia. No falla. De verdad que el momento presente es un imán y también se convierte en una brújula que te va a llevar a tu centro. Leí que Buda decía que el secreto de la salud, tanto para la mente como para el cuerpo no radica en lamentarse por el pasado y tampoco preocuparse por el futuro y tampoco anticipar problemas y estarlos recreando en detalle; el verdadero secreto es vivir en el momento presente.
Por eso vivir en el momento presente se convierte en una práctica espiritual muy poderosa. Estar aquí, estar ahora, con lo que ocurre.
Fíjate cuáles son las dinámicas que te sacan del momento presente, acaso te encuentres con frecuencia proyectando en el futuro, tal vez experimentas inseguridad, esa terrible sensación de no ser capaz, de no ser suficiente, de no tener las habilidades, tal vez el miedo es un compañero constante.
Estas sensaciones, estos sentimientos nos hacen sentir muy pesados y nos imponen pesos muy fuertes. Si te regodeas del pasado o te dejas consumir por las preocupaciones sobre el futuro, te estás resistiendo a lo que es el flujo natural de estar aquí, de permanecer en el ahora, sin dudas ni sobresaltos.
Cuando sientas que ya estás en esa tensión entre el pasado y el futuro, para y pregúntate: ¿qué está ocurriendo ahora, ahora mismo? No lo que recuerdo ni tampoco lo que anticipo. Sino que te preguntes qué sientes ahora mismo si permites que tu contacto, tu conexión con ese imán del momento presente sea lo que te permita sanar.
A través del silencio, de la meditación, o de algunas prácticas que llevan a acallar a la Loca de la Casa, como el TaiChi o el Chikun, prácticas que favorecen la presencia total y la paz interna, te vas a dar cuenta de que claro que es posible estar en el momento del hoy y del aquí, que eso es algo real (de hecho, lo único real). Y cuando lo logres verás qué hermoso es poder experimentar la dicha de la armonía, de la realización consciente, de ser quien genera tu propio bienestar.
Sana esos pesos que cargas de manera innecesaria. Empieza a hacer consciencia y a decidir de manera libre, cómo y en dónde deseas estar. Empieza a notar patrones en todas las áreas de tu vida. Empieza a trabajar por donde te sea más sencillo, no hay por qué martirizarte. Unas áreas de la vida son espejos de otras; los temas se presentan de diversas formas para que les pongas atención. Siente la hermosa atracción del presente, del lugar en donde la vida está en expansión.
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