Cuando estamos a gusto con quienes somos, con como somos, no gastamos nuestra energía buscando la aprobación de los demás y viviendo con el temor constante de no ser suficientemente buenos. Entonces podemos usar esa energía disponible en nuestra transformación, en nuestra evolución.
Solemos ver la realidad desde filtros viejos y gastados, recuerdos dolorosos del pasado, miedos, inseguridad, antiguas heridas, prejuicios; creencias que nos atan a un pasado del cual acaso ya estamos cansadas, pero no sabemos cómo soltar; así como condicionamientos de infancia que han programado nuestra manera de ver y responder ante la vida.
Cuando te das cuenta de que tu mente está filtrando tu realidad a partir del pasado, y que ese pasado en lugar de propulsarte te ata, entonces, con esa misma consciencia puedes cambiar las cosas. De hecho la consciencia es en sí el cambio.
El inicio de ese cambio es la aceptación de lo que es. No es la resignación, pues eso pareciera implicar cierta pasividad. En cambio, la aceptación te ayuda a ver cuál es tu punto de inicio para, a partir de ahí, iniciar esa transformación profunda.
Ayuda mucho tomar unos minutos cada día, pueden ser cinco o veinte, para aquietar la mente y el cuerpo, y conectar con esa energía que es más grande que uno; conectar con esa Fuente, con ese Campo, que ya la ciencia ha demostrado que nos une y nos conforma. Unos minutos al día enriquecen tu vida de formas sutiles pero poderosas y te vas llenando de fuerza interna y de una gran paz.
Imagínalo como un oasis que te permite nutrirte y te da fuerza para seguir adelante.
Poco a poco notarás que al iniciar tu día así, centrándote, las probabilidades de tener un exabrupto disminuyen, las probabilidades de actuar de manera mecánica e inconsciente son cada vez menos, pues tienes la capacidad de parar frente a cualquier situación difícil. Te podrás percatar de que la situación en sí misma es diferente de la respuesta que des ante ella.
Ya no se trata de que esa situación te controle, y puede tratarse de un altercado con alguien más, o incluso un antojo incontrolable por comer. Ahora puedes observar y observarte antes de decidir cómo y desde dónde responder, con consciencia y responsabilidad.
Por eso es importante darte el tiempo para crear ese espacio para centrarte: para no actuar desde programas subconscientes, para no responder de manera inconsciente, para no estar dominada por fuerzas externas que parecen poseerte.
Al crear ese espacio en la mente y en el corazón, podemos hacer una pausa y aceptar cada momento como es; y aceptarte a ti como eres. Y entonces puedes hacerte cargo de la forma en que elijas responder ante lo que se ha presentado.
De esa forma se siente “fácil” que la presión, la pesadez, el hambre, y la dificultad del momento se desvanezca. Mientras estés más centrada y en aceptación verás que tu energía es mucho más positiva y creativa. Somos parte activa de nuestro bienestar y del cambio. Los viejos hábitos y los pesos (incluido el físico) ya no nos controlan. Nos observamos y elegimos cómo responder, y así tenemos control del momento. Así es como llegamos con facilidad a un lugar mucho más ligero y más grato.
¿Quieres llegar con facilidad a ese lugar más ligero? Yo te digo cómo. Lo probé y sí funciona. Desde el plano físico hasta el emocional. No te pierdas mi nuevo curso: Vive Ligera. Ve de qué se trata. Vale la pena. Puedes perder ese peso que no te permite disfrutar de la vida. https://vmatters.lpages.co/curso-vive-ligera/