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Mónica Del Valle

El peso de lo que no queremos ver


Se nos va una gran cantidad de energía en tratar de ocultar aquellos aspectos negativos o dolorosos de nuestra vida. Pensamos que los podemos ocultar o al menos controlar, como si no fueran parte de nosotros, como si no tuvieran una poderosa influencia en nuestra vida.

Pero todas tus experiencias al igual que todas nuestras emociones, positivas o negativas, son parte de quienes somos, incluyendo aquellos sentimientos o pensamientos que preferiríamos no tener y generan un impacto en nosotros.

Si en lugar de querer ignorar u ocultar lo negativo lo vemos de frente, escuchamos su mensaje y lo atendemos, entonces será posible trascenderlo. Pero, como te digo, si queremos erradicarlo, vamos a terminar sintiéndonos peor, como unos farsantes, o tal vez sólo con una vaga, pero persistente, sensación de incomodidad o inadecuación.

Conforme nos vamos moviendo hacia ser más auténticos, nos vamos desprendiendo de esos pesos que se sienten como lastres y que no nos dejan avanzar. Podemos reconocer nuestros sentimientos negativos sin identificarnos con ellos.

Curiosamente, cuando los reconocemos y los atendemos, pierden fuerza y dejan de tener poder sobre nosotros. Limpiamos los miedos y la negatividad y creamos el espacio para que nuestro ser más pleno, emerja. Y lo hará con una nueva energía; energía de sanación y de grandes posibilidades.

Cuando meditamos o cuando nos tomamos el tiempo de hacer una seria y sincera introspección de nuestros temas de vida, pronto nos encontramos en un lugar de paz interior y al mismo tiempo podemos ver diversos aspectos de nuestra personalidad o de nuestra vida, que muchas veces se sienten como monstruos que acaso dormiten.

Pero lo que sí es un hecho es que el proceso de deshacernos de todos esos pesos y sanar no tiene que ser algo terrible, atemorizante o difícil; al contrario. Si lo hacemos con consciencia nos trae un maravilloso sentido de renovación que puede ser muy gozoso.

Cuando no lo hemos hecho antes, creemos que es más seguro que los monstruos permanezcan en la cueva, pero esa es una seguridad falsa. Los monstruos aparentemente duermen, sí, pero también crecen cada vez más. Si niegas y reprimes tus viejas heridas emocionales crecerán cada vez más y sabotearán tu vida en los momentos más inesperados (porque están a nivel inconsciente).

Poco a poco aprendes que evitar ver tus heridas, negarlas o reprimirlas no ayudan para nada. Afortunadamente tu consciencia empieza a percatarse de la necesidad de sanar y te va presentando con los caminos para que tú vayas desarrollando la fuerza y la capacidad de iniciar este proceso de sanación.

Suena como magia y lo es. Pero no es una receta mágica ni una píldora mágica lo que hará el trabajo; es tu propia sabiduría interna que empieza a desplegarse.

Fíjate en lo que ocurre en el cuerpo cuando te cortas o tienes alguna herida pequeña: de inmediato el cuerpo empieza su proceso de reparación y de sanación para estar bien de nuevo.

De hecho, la medicina moderna se refiere a los procesos curativos del cuerpo como un hermoso misterio. Y es más patente cuando se trata de sanar alguna herida mental o emocional.

Hasta cierto punto de una forma o de otra todos tememos a nuestros monstruos, todos aquellos aspectos a los que no les hemos puesto atención y no hemos resuelto. Sin embargo, las tradiciones de sabiduría milenaria dicen que es el mismo Ser el que crea el miedo, se esconde de él y después lo disipa.

Mientras estamos atrapados en una perspectiva que nos ve como separados de nuestro pasado doloroso o vergonzoso, es común sentirlo como un monstruo atemorizante que nos ataca desde el exterior.

La próxima vez que te empieces a sentir ansiosa, enojada, con resentimiento o con cualquier otra emoción negativa detente, haz una pausa y repite: esto es algo que estoy generando yo, esto no viene del exterior.

La mente ha aprendido a tener diferentes compartimientos de tal manera que tu parte “buena” ocupa un lugar y tu parte “mala” ocupa otro, y las partes malas se van a la sombra. Pero la consciencia puede iluminar todas esas áreas y de esa forma podemos sanar y los monstruos adquieren otra dimensión.

De esa forma puedes encarar a tus monstruos con confianza, libertad y hasta con gusto, pues muy pronto verás que todo ese peso que cargabas no era sino la voz de los monstruos que pedían ser atendidos. Cuando los atiendes ya no tienen ninguna necesidad de estar ahí y tú te sentirás, literal y metafóricamente, más ligera.

Disfruta de una vida más ligera, en todos los aspectos, cuerpo, mente, alma, espíritu y corazón.

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Verás que tus monstruos no son tan grandes y aprenderás a escuchar su mensaje el cual se manifiesta en diversas áreas de tu vida. A través de una de ellas, tu relación con la comida, con tu peso y con tu cuerpo, entrarás a dimensiones poderosas de transformación.

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