En esta entrada, y en las siguientes, voy a compartir contigo algunas ideas que te pueden llevar a tener una vida de éxito. Una vida de éxito entendida como una vida en donde podemos llevar nuestra pasión a la práctica; una vida en donde hacemos todo con y desde el amor; una vida llena de propósito, en donde encontramos nuestra realización a través de lo que hacemos día con día y que no necesariamente tiene que ser algo que hacia fuera parezca espectacular.
Puede serlo, claro, pero para el común de nosotros, es a través de nuestras acciones y relaciones cotidianas en donde podemos manifestar aquello que nos distingue y que, acaso de manera imperceptible, pero no por ello menos poderosa, deja huella en el mundo.
No siguen un orden especial, ninguna es más importante que la otra y, de hecho, todas guardan relación entre sí:
1) Cierra la puerta ante las experiencias negativas o desagradables. No se trata de negar que existan (eso sería un mecanismo de negación un tanto infantil) sino de no permitir sentirte apabullada o paralizada por esas perspectivas negativas y más bien enfocarte en la oportunidad que esa situación podría presentar.
2) Reconoce cuando se presenta el miedo y no negarlo ni quererlo erradicar de inmediato, pues en principio tiene una razón de ser y un motivo por el que te visita. Se trata de que aprendas a respirar hondo frente a su presencia y reconocer su apoyo al alertarte de algo, pero al mismo tiempo acreditar que más que paralizarte o devaluarte, se convertirá en motor e impulso creativo.
3) No busques las faltas o errores en nadie, ni en los demás ni en ti. Lo que piensas y crees se manifiesta como una realidad, pues tu cerebro busca evidencias para sostener tus creencias y reducir la disonancia. En cambio, si te enfocas en las virtudes y potencialidades, eso será lo que empezarás a ver ante cada persona, experiencia o situación. El sistema reticular activador ascendente activa el encéfalo que, como si tuviera una linterna, empieza a buscar evidencia o posibilidades de eso que crees. Y también nos presenta opciones y oportunidades de respuesta.
4) Instala la armonía y la serenidad como forma de vida; y ante las situaciones que se presenten y te perturben, siempre acuérdate de respirar hondo y profundo antes de responder o reaccionar. Al respirar lentamente y en profundidad cambias el “modo estrés” por el “modo relajación” y las emociones perturbadoras pasan a los lóbulos prefrontales, desde donde puedes tomar distancia, ponderar la situación y generar respuestas útiles y creativas.
5) Al enfrentar una situación complicada o adversa reconócela como tal, pero no te quedes instalada en el drama o la victimización, encuentra las semillas de la oportunidad o el aprendizaje en ello y agradece. No necesariamente agradecer lo que ocurrió, ante lo cual probablemente no tuviste opción, pero sí agradecer la oportunidad de responder de una manera creativa, propositiva y amorosa.
La próxima semana continuaré compartiendo contigo más de estas ideas.