Bronnie Ware, una enfermera de cuidados paliativos, recopiló en un libro los cinco arrepentimientos más comunes de los enfermos que se encontraban en su lecho de muerte. Ya los vimos, en forma general, y también hemos analizado a mayor profundidad los dos primeros. Vamos con el tercero.
3. Ojalá hubiera sido capaz de expresar mis sentimientos
Hay veces que lo mejor es callar por prudencia. Si te encuentras en medio de una discusión estéril, ya sabes, la típica en la que el diálogo se transforma en dos monólogos, en la que ambas partes sólo están esperando su turno para hablar sin estar atentas a lo que el otro dice, es mejor guardar silencio.
O quizás cuando con tu comentario, por más honesto que sea, sabes que vas a lastimar a la otra persona. E incluso cuando no te han pedido tu opinión.
En esos casos es mejor guardar silencio. Pero cuando se trate de expresar tus sentimientos no te quedes callada. Por supuesto que no se trata de dejar salir todo a borbotones. Cuando nos expresamos en serenidad es más fácil ser escuchados. Expresarte de manera tranquila y asertiva no tiene nada que ver con guardar silencio.
Y es que detrás del silencio está el miedo. Miedo a ser rechazados si le decimos a alguien que lo queremos; miedo a que mi pareja se enoje si le digo lo que no me gusta de nuestra relación; miedo, sobre todo en hombres, a parecer demasiado débil si digo “te amo”, “me duele” o el mismo “tengo miedo”.
Muchas veces reprimimos nuestros sentimientos y no los expresamos, hasta que es muy tarde, y entonces decimos esos “perdóname”, “te quiero” “eres lo más valioso para mí” ante una tumba fría que, ni nos va a contestar, ni vamos a poder ver en sus ojos la reacción de nuestras palabras.
Por otro lado, como ya lo he dicho con anterioridad, mente, cuerpo, espíritu, alma y corazón son uno, están conectados, y si callamos nuestros sentimientos, eso nos va a llevar a un camino de frustración y amargura, lo cual provocará que nuestro cuerpo enferme. Lo que afecta a una de nuestras áreas afecta a las demás.
¿Has notado que, cuando hay algo que quisieras decir pero no te lo permites, sientes ardor en la garganta? Incluso hay personas que sufren resfriados y dolor de garganta con bastante frecuencia. Todo eso es nuestro cuerpo queriendo llamar la atención, como si nos dijera “eso que no expresas me está enfermando, y para que lo notes, lo voy a manifestar con un síntoma físico”.
No te calles por “llevar la fiesta en paz”. Quizás en un inicio haya personas a las que les confronte tu honestidad, pero te aseguro que, después de un tiempo, su relación se verá más fortalecida y madura.
Sólo recuerda no confundir “honestidad” con “insensibilidad”. No es lo mismo decir “No me siento feliz en la relación porque es muy rutinaria y siempre hacemos lo mismo” a decir “Estoy harta de ti, no sé por qué me pude fijar en alguien tan soporífero como tú, nunca hacemos algo distinto porque careces de imaginación. Valórame porque nadie se va a fijar en ti, ¡Nunca!”.
Cuando expresamos cómo nos sentimos, hablamos de nosotros, de lo que nos está ocurriendo, y no descalificamos a la otra persona. Si la descalificas, sin tomar ninguna responsabilidad por tus sentimientos, estás siendo insensible.
También se puede dar el caso de que alguna persona no tome a bien que expreses tus sentimientos. Bueno, será un excelente momento para deshacerte de una relación tóxica. Como ves, al expresar tus sentimientos, con responsabilidad y honestidad, siempre ganas.
Aprender a expresar nuestros sentimientos es lo que nos lleva a una vida más plena y a crecer en el amor. Y cuando hablamos de amor no nos referimos exclusivamente a las relaciones amorosas. Si quieres saber cómo puedes Crecer en el Amor, mira mi clase maestra, llamada justamente así, Crecer en el Amor. Haz click aquí.