¿Alguna vez has sentido como que tu vida no se parece en nada a lo que habías soñado que sería cuando eras más joven?
Muchas veces vivimos una vida que no nos satisface del todo, y posponemos nuestros sueños para más adelante: cuando alcance tal puesto, cuando nazcan mis hijos, cuando vayan a la universidad, cuando me jubile, y vivimos esperanzados en que algún día los cumpliremos, como si fuésemos eternos.
Bronnie Ware, una enfermera de cuidados paliativos, recopiló en su libro “Los cinco arrepentimientos más habituales de los moribundos” lo que sus pacientes se lamentaban de no haber hecho en su vida, ahora que estaban en su lecho de muerte. Aquí están los cinco más comunes.
1. Ojalá hubiera tenido el valor de vivir una vida siendo fiel a mis sueños, no a la vida que otros (lease, padres, amigos, etc) esperaban de mí.
Este fue el más común. Por lo general nos dedicamos a perseguir los sueños de otros, que quizás no sean de ellos tampoco, sino de la sociedad. Sueños como podrían ser tener una casa grande, el auto más veloz y último modelo o quizás hasta jugar golf, sólo porque nos dan estatus ante la sociedad.
Por eso es muy importante estar viviendo tu vida, persiguiendo tus sueños, y no los que otros te dicen que debes tener para alcanzar el “éxito”. Empieza ahora, no dejes que el miedo te presente mil excusas para no ir tras lo que siempre has anhelado. Cuando llega la enfermedad ya es muy tarde para cumplirlos y sería muy triste darte cuenta que todo el tiempo que “viviste” fue una traición a ti misma.
2. Desearía no haber trabajado tan duro.
Este arrepentimiento es el que más choque tiene con los estándares de la sociedad. ¿Cuántas veces no has criticado al compañero de trabajo que sale a la hora en punto en que termina la jornada laboral? Decimos que “a las seis en punto se le cae el lápiz” y lo criticamos como si pasar más de ocho horas en la oficina fuera una virtud. Para los directivos y dueños de las empresas ¡claro que lo es! ¿pero así lo es para ti?
Mucho se ha criticado a los millenials que buscan un trabajo que les permita tener vida fuera de la oficina, sin embargo, a la hora de estar al borde de la muerte, la mayoría de estos workholics lamentan no haber pasado más tiempo con sus familias.
La sociedad de consumo nos ha vendido la idea de que, para alcanzar el ritmo de vida “ideal” hay que trabajar mucho para comprar todo lo que, según ellos, necesitamos. Sería bueno que hicieras un alto a esta espiral de consumo y analizaras cuántas de esas cosas que compras necesitas realmente para ser feliz. Te aseguro que son muy pocas.
3. Ojalá hubiera sido capaz de expresar mis sentimientos.
Detrás del silencio está el miedo. Miedo a ser rechazados si le decimos a alguien que lo queremos; miedo a que mi pareja se enoje si le digo lo que no me gusta de nuestra relación; miedo, sobretodo en hombres, a parecer demasiado débil si digo “te amo”, “me duele” o el mismo “tengo miedo”.
Como ya lo he dicho con anterioridad, mente, cuerpo, espíritu, alma y corazón son uno, están conectados, y si callamos nuestros sentimientos, eso nos va a llevar a un camino de frustración y amargura, lo cual provocará que nuestro cuerpo enferme. Lo que afecta a una de nuestras áreas afecta a las demás.
No te calles por “llevar la fiesta en paz”. Quizás en un inicio haya personas a las que les confronte tu honestidad, pero te aseguro que, después de un tiempo, su relación se verá más fortalecida y madura. Y si con alguno no se da este cambio, será un buen momento para deshacerte de una relación tóxica. Como ves, al expresar tus sentimientos, siempre ganas.
4. Ojalá hubiera mantenido el contacto con mis amigos.
Dicen que los amigos son la familia que escogemos. Y esto no implica que se tenga una familia terrible, sólo que ampliamos nuestro círculo de amor con personas que no llevan nuestra sangre pero sí nuestro corazón.
Y aunque todos los amigos son valiosos sin importar la época en que NOS adquirimos, los de la infancia y la juventud son los más entrañables, ya que a su lado fuimos descubriendo el mundo.
Muchas veces, por intereses dispares, nos vamos alejando de ellos, y es a la hora de nuestra muerte que anhelamos con tristeza su compañía. No esperes hasta que estés muriendo para intentar localizarlos. Ahora, más que nunca, Facebook nos facilita la tarea de encontrarlos y ponernos en contacto con ellos. Sólo te pido un favor, que ese reencuentro no se quede en el plano digital.
5.- Ojalá y me hubiera dado permiso de ser más feliz.
Nuevamente el miedo entra en acción. Miedo al rechazo, miedo al ridículo, al qué dirán.
Conforme crecemos y vamos “madurando” sentimos que debemos ser serios, ya que eso se espera de una persona adulta, y dejamos de correr, de reir, de saltar en los charcos.
Recuerda lo que hacías para divertirte cuando eras una niña, un niño, y hazlo ahora. No dejes que ser adulto mate a tu niño interior. No esperes hasta el último momento, cuando sólo podrás anhelarlo, ya que no tendrás fuerza para hacerlo.
Sólo piensa: de quién es tu vida. Tú puedes vivir cada día haciendo lo que te gusta o haciendo lo que te desagrada (si eliges darle el control de tu vida a los demás).
Eres tú la que va agobiada todos los días, la que se siente frustrada y no realizada.
Esto no significa que no puedas contar con los demás y escuchar sus consejos. Lo único es que no debes permitir que determinen tu vida y tomen tus decisiones.
El objetivo es que al final no te arrepientas y termines diciendo: “me pasé toda la vida haciendo algo que no quería por miedo a lo que los otros pensaran“; “Me hubiera gustado hacer o probar … “.
Creo que es mejor el pensar “Pude haber hecho algunas cosas de diferente manera, pero al menos siempre hice lo que consideré correcto para mí en ese momento o al menos lo intenté”.
Te invito a que veas mi curso ¡Otra Oportunidad! para que empieces a vivir tu vida. Déjame ser tu guía en este camino de transformación en el que tú tomarás tus propias decisiones. Haz click aquí para verlo.
Si quieres que en las próximas semanas abordemos con mayor profundidad cada uno de estos cinco arrepentimientos deja un comentario, aquí en el blog, en FB o en Twitter, o escríbenos un correo a psiconutriciónmexico@gmail.com . Queremos saber tu opinión.