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Mónica Del Valle

¡Sal de tu zona de confort…ahora!


Quizás después de leer el título, me dirás “¿Salir de mi zona de confort?¿Estás loca?”

Y es que el nombre, zona de confort, suena como algo idílico, un lugar a donde estás a gusto…¿por qué alguien, en su sano juicio, quisiera salir de ahí?

Justamente por eso. Si de verdad quieres vivir, disfrutar la vida, tienes que tomar decisiones y acciones que, tal vez, van a producirte un malestar inicial, pero que te aseguro que a la larga vas a valorar.

Pero ¿qué es la zona de confort y por qué puede ser tan mala?

La zona de confort designa un estado mental en que el individuo permanece pasivo ante los sucesos que experimenta a lo largo de su vida, desarrollando una rutina sin sobresaltos ni riesgos, pero también sin incentivos[i]

¿Captas en dónde está la trampa? Es muy agradable sentir seguridad, de hecho todos la buscamos a lo largo de la vida, pero esa misma seguridad se puede transformar en rutina, lo cual nos llevará a una vida apagada, sin brillo. Nos convertiríamos, valga el ejemplo, en zombies vivientes; respiras, hablas, comes, pero sin sentir emoción por lo que haces.

Vamos a poner un ejemplo. Paola acaba de terminar la universidad y es contratada por una gran empresa como auxiliar contable. Cuando vio el anuncio en la bolsa de trabajo de su escuela sintió miedo, pues aunque era una buena estudiante, no se sentía segura de su capacidad, sin embargo, venciendo sus nervios y su miedo, decidió llamar.

La entrevista le causó más miedo todavía, tanto antes de ella ¿Qué diría? ¿Cómo tendría que ir vestida?, como después ¿había estado bien? ¿generó confianza? Y los días que siguieron fue un manojo de nervios, como decimos coloquialmente.

El día que la llamaron para decirle que el puesto era suyo se emocionó muchísimo. Sintió como si miles de mariposas revolotearan en su estómago. Estaba muy contenta y nerviosa. Las horas se le fueron en prepararse para su primer día de trabajo.

Durante la primera semana su papá la llevaba, pero pronto tuvo que enfrentarse a descubrir qué transporte debía tomar para llegar. Sumado a todo esto, se tuvo que adaptar al ambiente de la oficina y estuvo muy contenta conociendo su nuevo trabajo y a sus compañeros.

Cada día acomodaba las facturas en la partida correspondiente y revisaba que todos los números cuadraran. En fin, todo era nuevo y le daba emoción. Y aunque el miedo a equivocarse estaba presente, ella lo dominaba y lo tomaba como reto, que le hacía sentirse viva.

Tres años después, Paola sigue siendo auxiliar contable. Cada día sigue ordenando las facturas e interactuando con sus compañeros. Usa el mismo transporte para llegar a su trabajo, y al menos en su vida laboral, cada día es una copia del anterior. Hace mucho que las mariposas de su estómago se han quedado dormidas.

Cuando platica con sus amigos sobre el trabajo, ella responde con un “está bien”. ¡Y claro que está bien! Ella podría hacerlo hasta dormida. Domina cada partida y ejecuta su trabajo de forma rutinaria, pero eso sí, casi a la perfección. De vez en cuando su jefe la felicita y “algo dentro de ella” enciende esa llama de la emoción, que se apaga al poco tiempo de estar metiendo números y más números.

Cada mañana se despierta con mucho esfuerzo. Si no fuera porque es muy responsable, hablaría al trabajo para decir que está enferma. Todos los días la misma rutina, y siente que su interior le pide un cambio, pero ella acalla esas voces. Tiene un sueldo estable, el trabajo le da seguridad y se siente cómoda al hacer las actividades que ya domina.

Como ves, la zona de confort no es algo desagradable. Después de todo nos da tranquilidad. Como dice el dicho “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

El problema es que tampoco es agradable ¡vaya contradicción! Estamos a gusto pero no. Sin embargo, a veces la vida nos mueve para que salgamos de ella; sigamos con Paola.

Un día, su burbuja de seguridad se sacude. Su jefe renuncia, no sin antes recomendar a Paola para que ocupe su lugar. Mientras se dirige a la oficina del gerente de Recursos Humanos, todo su cuerpo tiembla. Casi como el día en que la entrevistaron, pero esta vez no hay emoción, sólo miedo. ¿Seré capaz? El puesto requiere mayor responsabilidad, y aunque es un mejor sueldo, también el tiempo que tendrá que dedicarle al trabajo aumentará ¿Ya no podrá ir todos los miércoles al cine con su amiga Sofía? ¿Cómo será la relación con sus hasta ahora compañeros? ¿Tendrá que tratar con los otros gerentes? ¿Y si no la aceptan?

Paola se encuentra en una encrucijada. Por un lado, puede permitir que su miedo la domine y rechace el puesto. Seguirá en el mismo ambiente seguro de los últimos años pero cada día será lo mismo, sin retos que la desafíen a darles solución.

Por el otro, puede aceptar el puesto. Volverá a sentir los nervios de hacer algo por primera vez, lo cual le traerá la emoción que vivió sus primeros días y la satisfacción de enfrentarse a los nuevos retos; la incertidumbre de ser capaz de lograrlo o no, de ver que puede equivocarse. Saldrá de ese ambiente seguro, que es su zona de confort, para entrar a la zona que le permitirá superarse. Irá a un punto más allá de lo hasta ahora conocido y le ampliará su mundo de conocimientos, sentimientos y emociones.

Conductas que nos describen la zona de confort

Hay conductas que muestran de forma clara que tu vives dentro de tu zona de confort.

  • Desmotivación que te impide crecer emocional y productivamente.

  • Vives inmersa en la misma rutina todo el tiempo y con miedo permanente a tomar algunos riesgos en cualquier ámbito.

  • Sensación de aislamiento de la sociedad, vivir solo sin atreverse a iniciar el contacto social.

  • Sensación de tristeza y soledad, que en casos más graves puede llevar a la depresión.

  • Sentir envidia de otros que están en el punto al que deseamos llegar

¿Reconoces alguno en tu vida actual?

¿Cómo salir de nuestra zona de confort?

La mejor forma de salir de ella es enfrentando a nuestros miedos y vencer a las mentiras que nos contamos para no salir de esta zona (hablaré de ellas en el próximo post). Es una tarea ardua pero que te traerá grandes satisfacciones, y aunque es verdad que puedes hacerlo sola, la ayuda profesional siempre te llevará menos tiempo y te facilitará mucho la tarea.

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[i] Bustillo, Arancha (14 de julio de 2016). «Beneficios de salir de tu 'zona de confort'». Expansión. Consultado el 14 de febrero de 2019

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