A ver, dime una cosa: ¿Eres de las que odia su cuerpo porque no se parece a los estereotipos de flacura, de delgadez, de grasa corporal que los medios nos están planteando? ¿Castigas a tu cuerpo con una cantidad de ejercicio que pareciera que se te salen los sesos por las orejas? ¿O comes dos alpistes y una lechuga para que no engordes nada?
¿Tú crees que vas a llegar a un destino de plenitud, de serenidad y de amor, a través del odio, de la represión, del juicio y del castigo?
La ecuación no da, ¿te fijas? Simplemente no da. En cambio si tú empiezas a tratar bien a tu cuerpo; si tú comienzas a amarlo, tal y como es ahorita, como punto de partida… si, por ejemplo, en vez de hacer un ejercicio que no te guste, que te fatigue, que te mate, empiezas a cambiarlo por “movimiento placentero”… por hacer algo que te implique gozar profundamente, por mover tu cuerpo y que ni cuenta te des cómo pasa el tiempo por allí; eso es mucho más fácil que te lleve a al lugar de amor al que quieres llegar al final; en donde tú ames a tu cuerpo y los de a tu alrededor te amen a ti por esa energía amorosa que tú proyectas.
Además, si tú empiezas a tratar bien a tu cuerpo, y a tu ser y a tu alma, dándole cosas que lo nutran, dándole alimentos que lo nutran, movimientos que lo nutran, charlas que lo nutran, es muy factible que tu poder metabólico se exprese a todo lo que da.
¿Y sabes qué ocurre? Que mi relación… acuérdate… mi relación con mi cuerpo, con la comida, es un espejo de mi relación con la vida. El poder metabólico es igual a mi poder personal. ¿Quieres tener un mayor poder personal? ¡Pues mejor ten un mayor poder metabólico! Cuídate, quiérete, ámate. Créeme, no te castigues, esa no es la mejor manera de llegar a un camino de amor.
Recuerda, ya viene el curso en línea ¡Espéralo! Date ¡Otra Oportunidad! de alcanzar la plenitud en tu vida que tanto deseas.