Claro que confío… ¡Sí, cómo no! ¡Confío en que las cosas se hagan y mi manera… como yo digo y cuando yo digo! ¡De verdad!… ¿Cómo confías tú? De hecho la pregunta es… ¿Confías?
Hay un secreto muy poderoso que nos permitirá relajarnos mientras recorremos nuestro camino de transformación.
Ya hemos hablado de la importancia de ser partícipes de nuestra vida, de nuestro cambio, de lo que queremos dar al mundo; la importancia de conocernos… de observarnos y de ir desarrollando pequeñas estrategias que sí funcionen y que nos permitan estar cada vez más a gusto en nuestro cuerpo, en nuestra vida, con nuestras relaciones.
Dicen que lo opuesto del estrés es todavía algo más allá que “Relajación” ¿puedes imaginar de qué se trata? Se trata de CONFIAR.
Se trata de confiar en ti, en tu cuerpo, en tu intuición, en tu sabiduría (que tal vez esté calladita esperando la oportunidad de mostrarse).
Te voy a poner un ejemplo que tal vez ilustre la diferencia entre relajarse y confiar. Es maravilloso poder relajarnos, pero llevar la relajación a poder CONFIAR nos hace estar todavía más a gusto en la vida: Cuando te das un masaje, puede que según tú estés relajada, pero si pones atención a tu cuerpo, tal vez notes que tienes tenso el cuello, o las manos… o tal vez quien te da el masaje al querer mover tus brazos o tu cabeza, te pide que “te sueltes” que no sea tú quien mueva tu cuerpo.
Como te digo, se trata de poder confiar en ti, antes que nada… en tu cuerpo, en tu sabiduría interna, en un poder superior.
Si sientes tener conflictos con la comida, imagínate qué maravilla sería poder confiar en el proceso de comer; en no volver a tener miedo de nuestro apetito, verlo como un amigo. Imagínate la dicha de poder confiar en la vida, confiar en el universo… si eres una persona con creencias religiosas tal vez se trate de confiar en ese ser superior.
Ten la certeza de que sí hay una gran sabiduría en la forma en que estamos hechos, en nuestros cuerpos, en nuestra manera de ser. Hay un universo amoroso y benevolente que responde en amor a nuestros actos de amor… amor para con otros y amor para con nosotros.
El cuerpo, la materia, es lo más concreto y tangible que tenemos, por eso muchas veces me enfoco en nuestra materia para darte ejemplos.
Entonces, empecemos por aceptar nuestro cuerpo como es; por aceptar nuestra manera de expresarnos, nuestra creatividad, aquello que nos gusta y nos hace vibrar. Aceptemos nuestro ser de una manera integral, con este cuerpo, esta edad, esta constitución, estas posibilidades o estas restricciones.
Todo lo que tenemos y somos, es justo lo que necesitamos para ese viaje nuestro y único de aprendizaje y transformación.
Claro que esto que tenemos lo vamos a cuidar, lo vamos a valorar, y a partir de aceptar lo que somos y lo que tenemos lo vamos a potenciar… claro que sí.
Vamos a salir de esa epidemia de creencias tóxicas que nos hacen creer que nuestro cuerpo está mal, que lo que hacemos está mal, que así como somos estamos mal… y que deberíamos de ser como ciertos ideales de belleza o de comportamiento que no tienen que ver con nosotros. Esas creencias tóxicas que pretenden uniformarnos perdiendo nuestras características únicas.
¿Se te antoja ser como los Stormtroopers, esos soldados blancos de “La Guerra de las Galaxias” que no tenían ni rostro, ni características específicas, ni personalidad, ni voluntad? Porque para allá vamos si seguimos haciendo caso a los medios; si seguimos pensando que jamás seremos felices a menos que nos parezcamos al molde que nos presentan, que a fin de cuentas es como el soldadito blanco, pues todos son iguales… ¡de verdad!
Esta manera de pensar nos está matando… nos está robando de nuestro poder… nos está ocasionando mucho dolor, un gran sufrimiento. Si ya no queremos sentirnos como cucarachas, vamos a poner un alto a eso; vamos a salir de ahí. Vamos a hacernos cargo de nosotros.
Nuestro cuerpo, cara, características… están bien así como están, y nuestros síntomas, nuestras enfermedades, nuestras dolencias, también están bien porque gracias a que las vamos a escuchar sabremos qué está pidiendo la vida de nosotros a fin de que podamos ser la mejor versión de nosotros.
Por favor, seamos amorosos y compasivos con nosotros. Seamos pacientes con el proceso.
Lo bueno es que ya estamos pudiendo verlo, poco a poco, empezamos a recorrer este camino y al menos ya tenemos algunos atisbos de por dónde va la cosa, y sabemos que uno de los caminos es CONFIAR; es lograr estar relajados en la vida, disfrutando ¿cómo? empezando por relajarnos al comer, comer despacio y gozando el momento, bien presentes.
Nuestra relación con la comida es un espejo de nuestra relación con la vida. Empecemos por relajarnos y confiar en esa área tan concreta… y el resto de las áreas la seguirán.
También busquemos gente afín con quien compartir, para que podamos relajarnos al estar con quienes nos rodean. Confiando en que así como estamos, estamos bien.
Todo eso generará una respuesta física de relajación lo cual nos llevará a sanar nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestro corazón… .
La relajación va de la mano de la confianza; y la confianza nos permite tener la certeza sobre nuestra valía y nuestro potencial. Vamos a re-encontrarnos con nosotros mismos y nos vamos a enamorar de esa persona que somos… así como somos, con lo que hoy somos, con nuestro principio de realidad y también con todo nuestro potencial… ¡Vamos a darnos esa oportunidad!