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Mónica Del Valle

¿ Para qué relajarnos ?


“OK… Sí le voy a entrar a este proceso de reflexión y a escribir y a todo eso… pero si no veo resultados de inmediato, lo dejo…” ¡Cómo he escuchado eso!

Ahora… que yo te diga que no comas ansias es para hacerte ver que cuando uno se presiona más y se pone ansioso por obtener un resultado, lo único que hacemos es, literalmente, fastidiarnos mente y cuerpo… y casi es seguro que nos enfermemos o que, de perdida, tengamos una serie de síntomas desagradables como fatiga, incapacidad para concentrarnos, olvidos o descuidos, falta de interés en muchas cosas que antes nos gustaban o incluso falta de interés en la vida en general.

Vamos a tratar de darnos un espacio de relajación en la vida… de recuperar el sentido del tiempo, del goce, del disfrute… De verdad que eso no es para nada “perder” o “desperdiciar” el tiempo en tarugadas… es un regalo para nuestro cuerpo y mente que a la larga nos rendirá frutos.

Hay países en donde dan a los trabajadores una serie de prestaciones que incluyen el equivalente a diez o doce semanas de vacaciones al año, tal vez repartidos en tres o cuatro periodos de tres semanas, por ejemplo, bajo la premisa de que alguien que se ha recuperado de las presiones y del estrés va a rendir mejor… ¡y en efecto… esos países están entre los más productivos del mundo! Ahí hay algo que aprender… al menos a nivel individual y por nuestro propio bien… al menos por breves periodos de tiempo… al menos incluyendo horas de sueño, movimiento placentero, hidratación y buena alimentación… pues todo eso son “vacaciones” para la mente y el cuerpo.

Por qué no darnos la oportunidad de entrar en lo que llaman “la respuesta de relajación”, pues ahí es cuando empezamos a reparar, cuando empezamos a sanar… Cuando le bajamos a nuestra ansiedad y a nuestra prisa entramos a ese espacio tan poderoso que es el ahora… y aprendemos a aceptar que las cosas son como son… y que será más fácil hacer uso de nuestra creatividad para lidiar con eso, que de nuestro enojo y frustración por querer cambiarlas.

Relajarnos nos ayuda a ser personas más auténticas, más congruentes, más amorosas, pues vamos a poder ver con atención y percatarnos de lo que ocurre no sólo a nivel superficial, sino a niveles muy profundos, en lugar de evitar a toda costa ir a esos lugares que acaso nos resulten incómodos, pero en donde está el mensaje que nos permitirá ser la mejor versión de nosotros.

Muchas veces necesitamos ir a ese lugar de incomodidad para ver qué hay ahí… y sólo yendo ahí podremos eventualmente dejar ir eso, en lugar de tratar, por años, de mantenerlo al margen y de ignorarlo, a costa de nuestra salud, del brillo de nuestra vida, de nuestra plenitud.

Cuando nos empeñamos en evitar tocar esos aspectos incómodos, entonces viven en nosotros como eternos compañeros… nuestros hábitos no deseados, esas cosas que hacemos a pesar de que sabemos que no nos hacen bien… o esos síntomas que preferiríamos no tener. Acuérdate de que cuando suprimimos una emoción, un sentimiento, un pensamiento… cuando suprimimos cosas de nuestro mundo interno… cuando los mandamos al sótano o los evitamos… porque nos incomodan y no los queremos sentir, no los queremos ver… se van a presentar como síntomas, enfermedades o hábitos no deseados.

Necesitamos recuperar el sentido del tiempo… incluso si por alguna razón sólo tienes diez minutos para comer, hazlo respirando, disfrutando y estando presente… verás que son diez minutos bien diferentes a los que vives en angustia y desesperación.

¿Cómo crees que sería tu vida si vivieras como si tuvieras la oportunidad de relajarte y gozar? ¿Cómo podrías hacerlo? Date la oportunidad de al menos pensarlo, no te salgas por la tangente. Invéntate una estrategia de sanación que incluya la relajación y el gozo y ve si la puedes ir incorporando, poco a poco a tu vida… ¡Date otra oportunidad para hacer un cambio que te haga sentir pleno!

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