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Mónica Del Valle

Cambiar nuestros patrones


Si queremos un cambio en nuestra vida hay que cambiar nosotros y no esperar que cambien los demás.

Hemos hablado de que para lograr desarrollar la capacidad de recuperarnos de las adversidades hemos de empezar por ver nuestros patrones de respuesta y por ampliar nuestro repertorio a partir de expandir la capacidad de nuestro “software mental” el cual se construye a base de experiencias. Esas experiencias se convierten en puntos de referencia que deciden la manera en que el cerebro va a operar en el futuro.

Por ejemplo, si de niñas intentamos bailar o hacer algún deporte y las experiencias que asociamos fueron negativas, de descalificación, de burla, de que nos sintiéramos atemorizadas o incapaces, es muy probable que ni de broma nos queramos parar a bailar en una fiesta o que intentemos hacer cualquier cosa que implique la más mínima coordinación… ¡no queremos volver a experimentar eso!

Si bien hay muchas experiencias que hemos acumulado a lo largo de la vida y de las cuales hemos aprendido lo necesario para sobrevivir, porque en verdad tiene una función muy buena esto, pero hay otras que nos han limitado en áreas o aspectos para los que acaso tengamos “mucha tela de donde cortar”… mucho para donde expandirnos.

Porque si conocemos y comprendemos esas experiencias y las logramos cambiar, nuestro cerebro también va a cambiar; y junto con eso toda nuestra percepción de lo que es posible para nosotros.

Y no estoy diciendo que si de chica reprimiste cualquier cosa que tuviera que ver con baile o con coordinación porque era horrible sentirte incapaz, ahora, a los cuarenta años, de un día para otro vas a ser La Diosa de la Danza. Quiero decir que si reconoces lo que pasó y empiezas a ver con amor y comprensión a aquella niña que se la pasó tan mal, y que de alguna manera sigue dentro de ti, y si entonces empiezas a cuestionar la validez o la vigencia de esas creencias, tu cerebro empezará a cambiar y empezarás a hacer nuevas conexiones… y empezarás a tener otra actitud hacia ti y hacia tu supuesta incapacidad de moverte; y tal vez puedas ver que adentro de ti hay algo que verdaderamente desea moverse o de perdida quiere ser comprendido, y que al haber sido reprimido todos estos años, se está expresando a través de síntomas corporales o de hábitos no deseados.

A diferencia de la computadora, en la que un software difícilmente dañará el hardware, en nuestro cerebro, el software disfuncional sí puede generar lesiones en la parte física, o sea en el propio cerebro. Por eso es importante cambiar el software disfuncional, porque al hacerlo, al cambiar nuestra forma de pensar, claro que estaremos en condiciones de cambiar los circuitos y conexiones cerebrales. ¡De verdad!

Una mentalidad negativa favorece la muerte de las neuronas, en tanto que quienes se enfocan en las cosas positivas generan nuevas neuronas, o sea que en verdad modificamos físicamente la estructura de nuestro cerebro. Podemos ser “escultores de nuestro propio cerebro”, como proponía el médico español ganador del Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal.

¿Estás dispuesto a intentar al menos cuestionar tus creencias limitantes?

Dejemos entonces de estarnos enfocando en lo malo. Dejemos de estar culpando a los demás de nuestra situación. Dejemos de estarnos regodeando en nuestra triste historia; dejemos de ser como mi vecina La Llorandita, por piedad.

Tengamos el deseo y el compromiso de descubrir lo que necesitamos hacer para iniciar nuestro proceso de transformación, para hacernos cargo de nosotros mismos, para llevar la vida que anhelamos, para darnos una segunda oportunidad en la vida, al margen de nuestra edad, de nuestra condición, de las circunstancias de nuestra vida.

Fíjate en estas cinco P’s… Práctica… Paciencia… Perseverancia… Propósito… Pasión… Permite que estas cinco “P”s te acompañen en tu Proceso de transformación.

Empieza por enfocarte en lo que quieres, en lo que anhelas, y no en lo que temes. Si ves el peor escenario, imagina cómo lidiarías con eso, qué harías en esa situación y cómo resolverías las cosas a fin de trasladarte al mejor escenario. Y no se trata de sólo decir frases lindas repetidas de una forma hueca pero con una sensación de subyacente de “la verdad no sé si esto funcione”… o incluso con miedo de que en una de esas sí funcione y no sepamos “con qué se come eso”… No, así no va el asunto.

Se trata de, como no me cansaré de decirlo, hacer uso de la imaginación en donde, de forma detallada y diferenciada, ESCRIBAMOS todo, todo lo describamos. Insisto… Describir para Descubrir… Si ves el peor escenario, descríbelo en detalle; luego describe cómo te sientes en ese escenario; y luego empieza a imaginar cómo lidiarías con eso y cómo imaginas que lo resolverías.

Por favor, no te quedes con una respuesta. Encuentra cuando menos cinco alternativas diferentes, y todas, TODAS… escríbelas… descríbelas… detállalas, y ve imaginando cómo cada una de esas alternativas te ayudarían a estar en donde tú te sientas más cómodo, más a gusto contigo mismo, más pleno.

(Imagen tomada de internet)

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