Foto tomada de internet
En nuestras mentes, a menudo hay una división que sólo nos permite pensar en extremos. Es una inclinación natural humana. Pero vale la pena revisarla.
Tendemos a ver las cosas como "buenas" o "malas" con muy poco espacio para la zona intermedia. Tendemos a evitar el dolor y buscamos el placer… y a catalogar el dolor como malo y lo que nos gusta como bueno… Tendemos a clasificar las cosas como “sagradas” o como “profanas”, incapaces de ver la riqueza intermedia de todas las experiencias.
Y la lista de todo lo que separamos en opuestos, aparentemente irreconciliables, puede ser (casi) interminable . La cosa es que esta mentalidad es el ejemplo de nuestra división de mente y corazón. Separamos las cosas porque una parte de nosotros no puede manejar la posibilidad de que TODO puede estar dentro de nuestra experiencia inmediata ¡al mismo tiempo!
No es que siempre sea así. Sólo que esto de que las cosas puedan estar al mismo tiempo dentro de nuestra experiencia inmediata PUEDE SER una posibilidad. Pero la descartamos porque se sale de nuestra comprensión tradicional de cómo son las cosas.
Así que cuando las personas dicen que algo es "malo", pienso que es simplemente un juicio que colocamos a una palabra formada por ciertas letras: Enfriamiento y Refinamiento / Imperdonable e Imponderable / Marta y Matar… Las letras en cierto orden forman palabras a las que les ponemos un juicio.
Mismas letras. Palabras diferentes. Diferentes símbolos. Y todavía muchos de nosotros veremos unas de esas palabras como "buenas" y otro como "malas". ¿Pero es realmente culpa de las letras y palabras? ¿Son "malas" simplemente por ser lo que son?
No lo creo. Ni creo que cualquier ser humano sea intrínsecamente "malo", sin importar qué ofensas haya cometido esa persona. Tal vez con el camino perdido, eso sí. Tal vez con un dolor o unas heridas que no sabe expresar de otra manera, también. Pero “malo”, no. Lo cual no significa aceptar pasivamente lo que haga y no cuidar de nosotros, pero eso es motivo y material de otra entrada.
Asimismo cuando analizamos nuestra relación con el placer y el dolor podemos darnos cuenta de que a menudo lo vemos desde una perspectiva unilateral. Algo es placentero o doloroso… pero no podemos sostener ambos extremos.
Incluso nuestras relaciones más íntimas, las tendemos a racionalizar como "buenas” o “malas" pero no miramos la posibilidad de que, generalmente, pueden ser ambos AL MISMO TIEMPO.
Dentro de nuestra experiencia como seres humanos hay una sensación de placer inherente a nuestra naturaleza, que veces es muy obvia como disfrutar de un buen postre, una buena charla con amigos o un increíble sexo con la persona que amamos.
Otras veces, es más sutil. Es un matiz o un indicio de que hay un regalo al estar vivos. Ese algo valioso sobre la experiencia de ser humano es intrínsecamente placentero.
Esto fue muy evidente para mí hace años cuando estaba enferma. MUY enferma. Me habían operado urgentemente de peritonitis justo unos días antes de que empezara mis estudios de maestría en California. Y yo quería recuperarme a toda costa para no faltar al inicio de cursos… pero las cosas no salieron como yo hubiera querido y tuve que quedarme diez días en el hospital con riesgo de “no librarla”… Y en medio del dolor, del agotamiento, de mi sensación de fragilidad, en las mañanas, tempranito, escuchaba las campanas de la iglesia cercana y aspiraba el aroma de un enorme ramo de rosas blancas que me habían enviado… ¡y me sentía reconfortada y muy agradecida por estar viva! Era un placer enorme…
Era muy profunda y conmovedora la combinación de este sentimiento de muerte y de vida… Era sagrada… y también profana. Les comparto esta historia como un recordatorio a mí misma… para acordarme de encontrar el placer en todos los momentos de mi vida...
... Para recordar que es posible poder experimentar al menos cierto grado de placer en cualquier momento de cualquier día, sin importar cuán dolorosa puede ser simultáneamente nuestra experiencia de vida en ese momento.
¿Has sentido alguna vez algo parecido? Comparte tu experiencia.