Ya hemos hablado de lo que es Psiconutrición… y hemos dicho que es un campo de la psicología que une mente y alma con el cuerpo, y que la nutrición es mucho más que la relación literal con la comida, sino que nos plantea la posibilidad de escuchar aquello dentro de nosotros que busca expresarse para ayudarnos a ser la mejor expresión de nosotros mismos.
Cuando empezamos a ver con una mirada más amplia la PsicoNutrición, nos damos cuenta de que hay mucho más que sólo el cerebro o sólo la biología, más allá que sólo la psique o sólo el cuerpo... Vemos que en cada persona hay más bien toda una historia debajo de lo aparente.
Fue a partir de finales del siglo XIX, hace como 150 años, que la psicología entró al ámbito de la ciencia, cuando Sigmund Freud la puso, por así decirlo, sobre la mesa. Y desde entonces, ya sin parar, ha continuado estudiándose cómo pensamos, cómo sentimos y cómo vemos el mundo.
Estudiar la psicología nos ha permitido tener palabras y formas de comprender lo que está en juego para nosotros para hacer ciertas cosas, y también nos ha dado herramientas para poder ver nuestros patrones y, en caso dado, cambiarlos y con ello modificar la forma en que nos presentamos al mundo.
El problema es que a pesar de que en la segunda década del siglo XXI
contamos con diversos enfoques psicológicos más sofisticados que nos dan un amplio abanico de perspectivas, en buena medida tendemos a continuar en el ámbito de la mente, de los sentimientos o del comportamiento… ¡con la misma visión que hace 100 años!
Y si bien es cierto que la mente, los sentimientos y el comportamiento son importantes, no son sino una parte de la historia. Para ver el panorama más completo de cómo experimentamos y operamos en nuestras vidas, necesitamos incluir a nuestro ser espiritual; necesitamos incluir una Psicología Espiritual, si me permiten introducir aquí este término, que no lo acuñé yo, pero lo he hecho mío.
Entendemos la importancia de acreditar aquello que nos lleva más allá de nosotros, más allá de nuestro aspecto físico, de nuestro cerebro y de nuestro cuerpo… y nos adentramos en el mundo de la energía, el espíritu y la fuerza vital.
Gracias a la visión de maestros maravillosos con quienes he aprendido mucho, puedo compartir contigo cuatro perspectivas que son muy necesarias para nuestra salud integral y nuestra transformación. Y recuerda: curarnos es deseable, sanar es un imperativo para estar en paz y armonía. Y, reflexiona en esto… no es lo mismo curarnos que sanar.
¿Cuál crees tú que sea la diferencia? ¿Qué requieres tú ahora mismo?
En la siguiente entrada de este blog veremos las cuatro perspectivas que de momento sólo mencionaré:
1) No estamos mal
2) Somos más que nuestra biología
3) Tenemos una necesidad natural de evolucionar y crecer
4) Nuestros retos o problemas son lecciones de vida
Nos vemos en la siguiente entrada para seguir compartiendo estas lecciones.