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Mónica Del Valle

¿Todos los antojos son iguales? (Parte 3)


Las semanas anteriores hablábamos de los antojos… de las diversas clases de antojos… de su naturaleza… y de cómo al observarlos podemos saber ante qué nos estamos enfrentando para así poder saber qué toca hacer cada vez que nos sintamos presas de un tener antojo por algún alimento, alguna sustancia o incluso una relación.

También mencionamos que así como el corazón puede buscar el amor en los lugares equivocados y el alma puede buscar la satisfacción a través de medios que no se la darán, así también el cuerpo puede buscar algo que necesita para su bienestar en donde lejos de hacerle sentir mejor, lo puede llevar a sentirse peor. La seducción es muy poderosa y es fácil caer… pero… ¡por favor! No hay que sentirnos culpables… Porque la culpa también puede ser una adicción que no nos impulsa a actuar, sino que nos deja estancados.

El tercer tipo de antojos son aquellos que asociamos con algo más. Este tipo de antojos está en estrecha relación con los dos primeros: con los “apoyosos” y con los que son una distorsión. Son aquellos antojos que nos hacen anhelar algo (sustancia, alimento, relación) que tiene una profunda asociación con nuestro pasado y que nos resulta muy significativa.

Hay quienes dicen que cuando visitan a sus padres o abuelos o a familiares que viven en donde acostumbraban ir de niños, de pronto se mueren de ganas de comer cosas de su infancia… sopa de pasta… enchiladas… conchas con nata… platillos con los que acaso nunca fantaseamos. Claro que puede dispararse el antojo al solamente recordar o añorar algo o a alguien significativo de nuestra infancia, como si nuestras papilas gustativas viajaran en el tiempo. Recordemos que para el cerebro no hay diferencia entre la experiencia real y la experiencia imaginada, y así sus reacciones son iguales si vamos al lugar de nuestra infancia o si recordamos ese lugar.

Una persona puede, de pronto, sentir un antojo incontrolable por una sopa de lentejas preparada de un modo específico… y de pronto darse cuenta de que era la sopa que más le gustaba a su abuelita que tanto la consentía… y que justo había estado pensando mucho en la abuelita en su aniversario luctuoso.

En un nivel simbólico, la sopa de lentejas era su abuelita y la persona está reincorporando a la abuelita a su vida. Estos antojos por asociación son de los más difíciles, porque nos cuesta trabajo determinar si eso de lo que tenemos antojo nos cae bien o no a diversos niveles. Por ejemplo, los alimentos de nuestra infancia podrían tener poco valor nutricional, pero pueden ser un alimento que nutre al alma. Al ceder ante esos antojos tal vez vayamos a nuestro pasado y acaso revivamos momentos que tienen una cualidad sanadora al margen de que no sean alimentos especialmente nutritivos. Podemos ver que la combinación de biología y nostalgia pueden convertir a una comida cualquiera en algo fascinante y casi místico.

Por eso siempre vale la pena observar a nuestros antojos y darnos cuenta de que no siempre son iguales y no siempre apuntan a lo mismo. Con frecuencia, cuando podemos ir más allá de nuestros apegos y deseos por ciertos alimentos, al margen de qué tan inofensivos parezcan, siempre vamos a poder descubrir algo más profundo. Tal vez tengamos que pasar por un periodo de incomodidad o incluso de malestar o de dolor… tal vez incluso nos encontremos llorando sin razón aparente o nos enojemos… pero más allá de ese espacio de incomodidad, ese lugar que preferimos evitar cuando estamos atrapados en nuestros antojos favoritos, hay un espacio de Paz Interior. Es un lugar dentro de nosotros sólo que a veces no sabemos cómo encontrarlo, ni con Waze… Es muy raro que lleguemos a este lugar de paz interna en el primer intento o de una sola forma unívoca. A veces habremos de recorrer un camino medio curvo… un camino impredecible a través de nuestros deseos y nuestros anhelos. Pero casi seguro que será el camino más lleno de alma y satisfactorio que podemos recorrer.

¿Qué opinas…? ¿Estás dispuesta a observar tus antojos y, en caso dado, sostenerlos…? ¿Observarlos… observar tus reacciones… y después tomar una decisión consciente al respecto de ellos…?

Si crees que esta entrada le puede ser de utilidad a alguna persona, por favor comparte… Y cuéntanos sobre lo que aprendiste o descubriste en estas entradas… y cómo crees que te puedas relacionar de una manera diferente con los antojos.

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