Cuidado con el Estrés. He notado que en ocasiones pareciéramos disfrutar al decir que vivimos una vida estresada, con múltiples presiones, con muchas cosas qué hacer. Aparentemente nos estamos quejando, pero en el fondo pareciera que esbozamos una sonrisa de satisfacción: “Yo no soy un bueno-para-nada que no da golpe”… o “Yo soy muy importante, siempre tengo mucho qué hacer y estoy muy ocupada”. Todo esto acompañado, claro, de una buena dosis de estrés.
Bueno, pues para los amantes del estrés, los aficionados al estrés, los adictos al estrés o los que irremediablemente viven llenos de estrés, les cuento que aunque ustedes no lo crean su cuerpo acabará pagando las consecuencias de su estresante estatus.
Nada más para abrir boca les cuento que el estrés inhibe la pérdida de peso, si es que eso es algo que añade estrés a su vida. De hecho, el estrés es una fuente de aumento de peso sin que haya ni una caloría en la ecuación. Es estrés no nos deja regular bien nuestro apetito, porque bajo una situación de estrés perder peso es en lo último en lo que necesitamos pensar.
El cerebro no distingue entre una amenaza real o una amenaza imaginada. Si nos está persiguiendo un león no vamos a estar pensando en comida o en calorías o en qué se nos antoja en ese momento (somos más bien nosotros los que despertamos el antojo del león)… Entonces, ante esa amenaza lo primero que se cierra es el sistema digestivo… ¡no podemos perder tiempo ni energía en digerir nada, ni en asimilarlo!
Y si el cerebro no distingue entre una amenaza real e inminente (el león) y una imaginada (¡odio el tráfico de la ciudad!... ¡ya voy tardísimo!...) pues ante cualquier idea que nos estrese, estamos respondiendo de la misma forma que ante el león hambriento: se cierra el sistema digestivo, no asimilamos la comida, no quemamos calorías, almacenamos grasa y quemamos músculo… ¡Esto no es divertido! Por no hablar de sentirnos inflamados, con ardor en el estómago, cansados (¡extenuados!) y con una serie de enfermedades, varias de ellas del sistema inmune.
Además, el cuerpo está diseñado para responder ante el estrés por cortos periodos, unos cuantos minutos… y en cambio nosotros tenemos lo que ya se denomina en la comunidad científica como estrés crónico, con sus terribles consecuencias.
Cada uno tenemos áreas en las cuales el estrés incide más… ¿cuál es la tuya? El dinero, el trabajo, tu relación de pareja (o falta de ella), la comida, el peso, tu imagen corporal, la sexualidad, la familia…
Claro que esto no es así para TODO EL MUNDO… pero sí para la mayoría… Echa un vistazo a tu vida y pondera si llevar una vida de estrés te sigue pareciendo sexy, “cool”, de moda… o más bien es algo que desearías que sólo estuviera presente cuando realmente fuera necesario.