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Héctor Del Valle

20 hábitos para tener salud mental (Primera Parte)

Actualizado: 22 oct 2020

En la entrada pasada (puedes leerla aquí) hablamos sobre qué era la salud mental, así como los beneficios para ti y las causas que podrían afectarla.


Ahora te voy a mostrar 20 hábitos, tareas cotidianas, que puedes hacer para preservar tu salud mental. Algunos son un poco más difíciles de adaptar a tu vida diaria, otros son muy simples, pero todos ellos te traerán un enorme beneficio.

En esta entrada abordaremos los primeros diez, y en la de la próxima semana, el resto, para no hacerla muy extensa. Bueno, sin más, comenzamos.

1.- Cuida lo que comes

Decía Juvenal “Mente sana en un cuerpo sano”.


Somos un todo. No podemos separar nuestra mente de nuestro cuerpo, alma, espíritu y corazón. Lo que le afecta a uno le afecta a los demás.

Debemos ser cuidadosas con lo que le damos a nuestro cuerpo para sentirnos físicamente saludables, ya que las enfermedades de nuestro cuerpo afectan a nuestro estado de ánimo y a cómo nos vemos y sentimos con nosotras mismas.

Trata de consumir la comida más fresca y de calidad que puedas. No te voy a decir que, si alguna vez se te antoja algo que sabes que no es tan saludable, no puedas comértelo. ¡Claro que puedes! Pero hazlo desde el gozo, disfrutando cada bocado y sin culpas ni remordimientos.


2.- Mantente Hidratada



Es más factible que mueras de sed que por hambre. El agua es vital para tu supervivencia.


Aunado a eso, al hidratarte tendrás una piel más sana, tus órganos internos trabajarán de forma adecuada y tu cerebro se oxigenará, y por lo tanto, tendrás pensamientos más claros.


Los expertos aconsejan que tomes dos litros al día, entre agua natural, agua de sabor, sopas y cualquier otro líquido. Esto dependerá mucho de tu estilo de vida. Si eres deportista de alto rendimiento, dos litros no serán suficientes, se te irán como agua entre las manos.


Al tomar la cantidad adecuada de agua te irás sintiendo mejor, lo cual se verá reflejado en tu estado de ánimo y salud mental.

3.- Duerme y descansa


Vivimos en un mundo ajetreado que parece que no duerme jamás. Hay mil cosas por hacer, cientos de películas que ver, actividades, lecturas, pláticas que no queremos perdernos. Y en medio de este barullo, nos damos cuenta de que necesitamos descansar.

Hay gurús de la productividad que muestran el ejemplo de personas “exitosas” que apenas duermen, y nos quieren vender esa idea, con riesgo de hacernos sentir mal si no lo logramos. ¡Mándalos a volar!

Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan el sueño para poder repararse. Los expertos dicen que de 7 a 8 horas de sueño son suficientes para un adulto sano. Habrá quien necesite 6, otros 9, cada persona es un mundo.

El chiste es que sea un sueño de calidad, en el que realmente descanses. Lo ideal es que sea en un ambiente lo más oscuro posible, sin ruidos que perturben tu sueño y que ese tiempo sea de corrido, sin interrupciones. Esto con el fin de amanecer con la pila bien cargada, valga el ejemplo.


Sin embargo, esto no quiere decir que las otras 16 horas te la pases en actividad frenética. Encuentra tus momentos de descanso, de desconectarte con lo que estabas haciendo. Cada media hora o 45 minutos, descansa 15 minutos. Párate de la silla (o siéntate, si trabajas de pie), despabílate y no pienses en la tarea que estabas realizando.

Hay quien sugiere que estos minutos los uses en una pequeña meditación. En algunas ocasiones podrás recostarte y sólo cerrar los ojos, en otras, salir a caminar, si es posible en un jardín o zona arbolada, pues qué mejor.

4.- ¡Muévete!


Destina un tiempo a mover tu cuerpo. El sedentarismo afecta tu salud, física y mental. Necesitas ponerlo en movimiento para estimular el riego sanguíneo, la estimulación de los músculos y, con ello, el descanso mental.

Pero te voy a pedir un favor: No hagas ejercicio. Cuando escuchamos la palabra ejercicio muchos lo asociamos con una rutina extenuante que nos dejará hechos una piltrafa. Y, como todo ser vivo, tendemos al placer y evitamos el dolor. Entonces, lo que pasará es que buscarás excusas para no hacer ejercicio, y el sólo hecho de pensar que TIENES que hacerlo te causará estrés.

Por eso yo te invito a que, en lugar de ejercicio, realices movimiento placentero. ¿Qué es eso? Cualquier movimiento que te cause placer. Puede ser caminar por media hora en un parque, jugar futbol, una hora de pilates, correr un maratón o escalar el Everest.

No importa qué hagas, sino que lo hagas y que eso te cause placer, te motive y te cause emoción. El movimiento placentero va a generar un proceso químico que libera hormonas que te suben el ánimo, combaten la ansiedad y la depresión, y además, te levantan la autoestima.

5.- Ejercita tu mente


Al igual que tu cuerpo, tu mente necesita ejercitarse para mantenerse en condiciones óptimas.

No dejes que pase ningún día sin haber aprendido algo nuevo. Y no estoy hablando de aprender cómo funciona una bomba atómica o la comparación de las teorías económicas de Marx.

Puedes decidir aprender 5 palabras diarias en otro idioma, el significado de 5 palabras en tu idioma y que no sueles usar, cómo funcionan algunas de las cosas cotidianas de tu vida. Puedes escuchar Podcast y TEDTalks de algún tema que te interese, asistir a conferencias en línea, webinars, etc.

Para mantener activo tu cerebro, también puedes resolver crucigramas, Sudokus o cualquier otro acertijo.

Practica realizar las actividades cotidianas, que ya las haces de forma mecánica, con tu mano no dominante. Por ejemplo, si siempre te cepillas los dientes con la mano derecha, prueba hacerlo ahora con la izquierda. Busca cambiar tu rutina por modos diferentes y más novedosos.


6.- No permitas que el estrés te controle



estrés

El estrés es un mecanismo de defensa, muy útil cuando nos activamos en modo de sobrevivencia. Ante un peligro, nuestro cuerpo libera sustancias, como el cortisol, que nos ayudan a estar alertas. Y es que ante el peligro, tienes dos opciones: luchar o huir. Y para ello necesitas que todo tu cuerpo trabaje en ello.

Ya hemos platicado cómo el estrés cierra las funciones digestivas, y por lo tanto, acumulamos grasa. Pero los efectos del estrés van más allá de nuestra figura.Hay una serie de efectos que, en ese momento, son necesarios. El problema es que vivimos bajo estrés la mayor parte del día, y ese aumento de cortisol y de otras sustancias afecta nuestra salud y la de nuestro cerebro.

El estrés agota nuestro estado de ánimo y nos hace más susceptibles a las enfermedades.

Para evitar que el estrés se instale en tu vida, hay varias opciones, algunas ya las vimos en esta lista, como el dormir bien o el ejercicio, otras vienen en puntos posteriores.

Pero en este punto te voy a sugerir que uses tu respiración. Al estar consciente de tu respiración vas a poder relajarte. Llenar de aire tus pulmones no sólo oxigena tu sangre, sino que logra un efecto tranquilizante. Cuando estés intranquila por alguna causa, prueba hacer un ciclo de cinco respiraciones profundas. Inhala y exhala lentamente, sintiendo cómo el aire va entrando en tu cuerpo. Vacía tu mente y sólo concéntrate en tu respiración. Al final del ciclo estarás mucho más tranquila y relajada.

7.- Medita



mujer meditando

No te voy a dar una catédra sobre los beneficios de la meditación. Puedes buscar alguno de mis vídeos en los que he ahondado en el tema.

Sólo quiero recalcar que la meditación va a traer paz a tu vida. Al meditar romperás un poco tu rutina, y en los casos de estar en un episodio estresante o angustiante, te librarás de ese golpe de adrenalina que generaste ante el peligro.

Después de la meditación podrás encontrar con más claridad la solución a gran parte de tus problemas. No es una varita mágica, pero sí tiene un efecto relajante que te permitirá pensar con claridad posibles soluciones.

Y lo mejor de todo es que no es necesario meditar una hora en posición de flor de loto y con el tercer ojo abierto. Una meditación sencilla, de 15 minutos es muy benéfica para tu cuerpo y tu mente.


8.- Lee


niña leyendo sobre libros

Uno de los hábitos más relajantes y saludables es la lectura. Te acelera la mente, te invita a la imaginación y estimula el descanso.

Ya sea que leas obras de ficción o de no ficción, siempre desarrollarás la concentración. Sin embargo, cuando leemos ficción nos transportamos a otros mundos, fomentando, de esta manera, la creatividad e imaginación. Pero, además, fomentas la empatía al identificarte con alguno de los personajes, sirviendo, de alguna forma, como guía para tus relaciones personales.

Y, aunque por lo general es una actividad individual y de introspección, el sentido de comunidad que se da entre lectores es único.

Si no tienes el hábito de la lectura, te recomiendo que empieces con 15 minutos al día. Puedes aprovechar cualquier tiempo muerto que tengas. Carga con un libro a cualquier lugar a donde vayas.

También puedes hacer uso de la tecnología y leer en un Kindle, que simula la página de un libro y tu vista no se perjudica como si leyeras de una pantalla.

9.- Escucha música


Al igual que leer, escuchar música es un placer que te ayuda a tranquilizarte.

En general, escucha lo que te guste, después de todo se trata de una actividad lúdica. Sin embargo, ante ciertos estados de ánimo, es mejor evitar la música melancólica y preferir algo más alegre y que te prenda. (Bueno, si rompiste con tu pareja puedes escuchar a JuanGa, es parte del proceso de sanación).


10.- La risa, remedio infalible

Sé que no siempre tenemos ganas de reír, especialmente en esos momentos en que la vida se empeña en ponernos obstáculos. Pero, justo en esos momentos es cuando más necesitamos la risa. Circula por la Internet una frase que dice:

“Si la vida te da mil razones para llorar, busca mil una razones para reír”.

Y no se trata de esconder tus sentimientos. La ira, la tristeza, el dolor, etc. son emociones que necesitamos expresar para que no controlen tu vida. Sin embargo, es importante darles el espacio justo para expresarse, sin que te quedes estancada en ellas.

Al reír liberas endorfinas y dopamina, hormonas que limitan el cortisol (sí, la del estrés).

Busca algo que te haga reír, ya sea un video, una película un standup, un libro, chistes, memes. No importa el qué, sino el hecho de que lo hagas.(Bueno, tampoco se trata de que le pongas una cáscara de plátano a tu vecina, para que se resbale).



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